sábado, 10 de diciembre de 2011

12 CANCIONES



A la hora de siempre y en el bar de siempre, acabo de tomar un café. Lo he liquidado en poco más de cinco minutos, yo, que soy lento a morir cada vez que tengo una taza entre las manos, una panorámica feminidad delante o una dilatada novela aguardando su momento entre mis momentos. Y yo, lento como el castigo cuando les organizo viajes a mis emociones por los cafetales de la fantasía, cuando tras un sorbo viene otro más intenso, he dejado la taza vacía en la mesa que hay justo al lado de un gran ventanal, he saludado y, tras comentar algo con ese camarero que sonríe con la palma de la mano receptiva, he pagado a euro con veinte mi lingote cafeinado.
Cuando cruzaba el umbral, en la radio sonaba una canción sentimental en grado sumo para corazones que pasean su latencia por pasarelas románticas y esponjosas, para personas que juegan al gato y al ratón trayendo por la calle de la amargura a un Cupido entrado en siglos.
Al salir, un rayito de sol ha travestido mi otoño. Un indignado me ha ofrecido un panfleto para que me sume a su lucha contra la actual situación; que los pobres, pobres son y quieren dejar de serlo, y que los ricos, ricos son y también quieren evitar que sigan siéndolo. He pensado, justo en ese momento, que tendría que haber un Cupido para las razones amatorias y otro para las económicas. Que unas veces nos ensartara el cuerpo con sus flechas doradas y otras, con una tarjeta regalo para pagar el alquiler, la hipoteca, o las facturas que se acumulan, como el polvo, en las estanterías de la necesidad.

Llevo días queriendo escribirte una carta. Sí, como aquellas que nos enviábamos y que delataban los albores de nuestra historia. Una rendija por la que espiar nuestro pretérito. Me gustaría que mis letras te devolvieran al principio, al prólogo, a ese comienzo que no terminó hasta que nos convertimos en el resultado de una guerra dialécticamente nuclear. Tu recuerdo poliniza mis horas cuando leo un poema, cuando en la tele programan aquella película que vimos en la semioscuridad de un cine de barrio, o cuando la portada de un libro me reporta a ese tiempo incontestable que guarda nuestro pasado como Salomón su oro. Y hoy, que hace una eternidad de la muerte de Jack London a sus cuarenta años, he vuelto a pensarte y a preguntarme qué andarás haciendo. Hoy, como recitó primero el poeta y musicalizó después el cantautor, es siempre todavía. Hoy me he puesto verbos a la obra para que sean ellos los que te busquen en la alacena de la memoria.

Andrés Suárez suena en el despacho. Son doce canciones que merecen doce relatos. Quizá debería ser capaz de escribir un texto con el título: 12 canciones o doce porqués. Porque cuanto más lo escucho, más me propongo olvidar, cuanto más pienso en conjugar olvidos, más echo de menos mis años que no conocían la preocupación. Cuanto más me echo de menos, más necesito vivir y dejar de preguntarle a las estaciones qué ropa cubrirá tu cuerpo. Y así sucesivamente hasta este punto y aparte con formato musical y número duodécimo.
A ti que usas las canciones como tiritas para el alma, me gustaría hablarte del último trabajo de este labriego de la música, de este gigante de pasos lentos, pero seguros, de este amigo curtido en mil bandas sonoras del día a día.

CUANDO VUELVA LA MAREA nos revela el cruento frente bélico en el que los “quieros” y los “puedos” libran mil batallas, el arduo trabajo de una cabeza que quiere olvidar, el quejido de un corazón abonado al abandono, la precariedad de un contrato hasta que una muerte cabrona separe a algunos, el dolor mitigado por ese robo de horas al calendario, por ese andar espacios para encontrar tiempos en los que compartir con y departir de.

CUANDO VUELVA LA MAREA nos habla de amores correspondidos y de amores negados tres veces, del placer de recibir, del auténtico goce supremo de dar sin esperar nada a cambio, del amor por las letras, de las letras donantes de placer, de compromisos varados en cuerpos contra la pared, de sexos unidos por el gemido de los sueños, de los silencios que tiznan las relaciones, de la nostalgia por aquel tiempo pasado que fue mejor, de la saudade que se enquista en cada poro de la piel que nos habita, de los abrazos que combaten soledades, de la reciprocidad del llanto mientras se asevera que no, que no volveremos a sucedernos, de los gatos en las cornisas que lloran un atardecer, de las bebidas caribeñas con nombre de ron que emborrachan las canciones y contagian los sentimientos, de las cometas que surcan cielos que preñan de azul los mares, de las mareas sorpresivas que nunca sabes qué te van a traer.

CUANDO VUELVA LA MAREA está decorado de faldas rotas, de baños en tugurios de mala muerte habitados por sexos en carne viva, de desnudos que valen más que mil palabras, de la mujer más bella que viste de flamenco los bailes bajo una lluvia de café, de futuros que quieren presentarse, de árboles que tiñen de ocre el paseo, de abriles de ida y de vuelta, de cumpleaños anegados de añoranzas, de treinta y seis razones para no olvidar las muescas en la memoria y las cicatrices en el corazón, de pasos apurados que huyen de la noche y buscan oscuridad, de piedras que entorpecen la huída y de charcos en los que naufraga la tristeza, de esas historias que cuentan verdades aunque viajen despacio.

CUANDO VUELVA LA MAREA mira culos que hacen olvidar, que esquivan la voz y quitan el sentido, observa la vida y sus daños colaterales desde la ventana de un hotel también dulce, reivindica la palabra para que medie entre la distancia y la posibilidad, susurra sonrisas a un desliz mientras una suerte de risa danza y observa a esa rubia teñida de miedos que dice "sí".

CUANDO VUELVA LA MAREA tiene la voz de un maestro, la palabra de un poeta, la música orquestada en un interludio que no conoce fin, la intención de un condenado a vivir, el etílico final de una noche que lame el quemante principio del amanecer.

CUANDO VUELVA LA MAREA eres tú, y fuimos nosotros.

Estas doce razones nos permiten viajar en el carrusel de los sentimientos encontrados. Cada canción es un universo donde nace y muere la vida, donde corazón y cabeza le echan un pulso al deseo para acabar firmando una tregua, fumando una pipa y buscando la paz en el océano furioso de una cama en un cuatro estrellas compostelano.

Mientras me dejo mecer por el piano infinito en cada canción, mis pies se mojan con tu saliva, la marea me devuelve a la orilla de tu voz y mi cabeza se pregunta dónde coño pretendo ir.
Ahora tomaré otro café. Brindaré por tu ausencia huérfana en cada canción. Escucharé los latidos de Andrés y le pediré a ese Cupido viejo y cansado que borre tus huellas, eclipse tu luz, exilie tu recuerdo, silencie tu eco y me indique, en definitiva, un atajo a la calle del olvido.

A modo de posdata me gustaría pedirte que no le apagues Alejandría a tus sueños.

***

He abandonado el despacho hace un momento. Así que ni misiva a nadie, ni canción enmarcada por un poema desesperado, ni remembranza incisiva, ni sendas del perdedor por las que transitar las veces necesarias hasta encontrar un Cupido caracterizado de minotauro encelado. He dirigido mis pasos hasta la parte vieja de la ciudad inmortal que enamora al visitante sin la mediación de un ángel del amor turístico. Mis zapatos negros, de cordones gastados, han jugado a rematar las hojas sobrevivientes a su suicidio otoñal mientras las piedras silentes del barrio judío atestiguaban mis andares recogiendo el cadencioso sonido de mis pisadas.
Las piedras han dado paso a una acera comercial que no guarda luto por la situación económica actual. Un escaparate ha llamado mi atención: José, su virgen, el niño de sabe Dios quién, un buey, un burro, un Ángel aún no caído colgado de un árbol nevado, un grupo de pastores apresurándose a adorar al niño que, al parecer, vencedor por KO al tiempo y a la lógica, ha nacido ya, ha nacido ya. Me he quedado petrificado al contemplar la sonrisa del niño yacente y la amplitud mamaria de la escaparatista. Mi paseo por este día en el que me debatía entre escribir una carta, comentar las canciones del último disco de Andrés o ponerme a escribir de una vez por todas y de una vez, de verdad de la buena, ha dado a su fin en este escaparate contenedor de un Portal de Belén cíclicamente prematuro.

Sentado en esta cafetería de amplios ventanales que dan al Onyar, una que no es la de siempre, ni en la que trabaja mi camarero de siempre, contemplo el recorrido de la vida y sus mujeres vestidas de domingo aunque sea lunes. Sentado aquí, digo, escribo lo que ha dado de sí y de no, de las verdades y las mentiras de este hoy, uno más en una vida ambivalente que muda las hojas cuando llega junio, y se viste de colores cuando el otoño le pasa por encima.

Me entristece que la navidad cada vez llegue antes. Debería ser indiferente, pero me molesta sobremanera que ese niño vea la luz de las rebajas antes que ninguna otra. Para el veinticinco de diciembre ya no será un recién nacido. Andará dándole que te pego al buey y al mulo, tirándole de las barbas a José hasta convertirlo en bendito o pidiéndole Nocilla para merendar a su madre, renovada virgen. Y cuando hagan su entrada en escena los tres de oriente con el oro, el incienso y la mirra, les espetará que vaya mierda de regalos, que donde él ha nacido hay cosas mucho más chulas (véase catálogo de ofertas)

Mi cabeza, caprichosamente recurrente, se desliza hasta el escaparate. Me veo reflejado y preguntándome cuándo dejé de creer en estas fiestas que arriban cuando el verano da sus últimos coletazos. Cada vez los tiempos vuelan más según nuestras necesidades, o las necesidades del dinero no corriente ni moliente. No debe ser muy saludable mezclar en una terraza esos polvorones con sangrías o café con hielo. Porque si continuamos así, el salvador de los hombres acabará compartiendo martirio con San Valentín. Aunque tiempo al tiempo, que como al Corte Inglés le dé por darle matarile antes de Semana Santa para adelantar las rebajas, no habrá milagro que lo salve.

Lo último que he pensado, antes de sentarme en esta mesa, ha sido que ya podría haber nacido yo en un pesebre así. Y emular a Rómulo y Remo mientras soy amamantado por esa loba capaz de resucitar mi espíritu navideño antes que cualquiera de mis fantasmas pasados, presentes y futuros.

Acabo de llegar a casa. Mi gato me mira con indiferencia porque aún no tiene hambre. Conecto la radio y dejo que el amigo Suárez le ponga voz y sonido a este día cargado de cuentos, de recuerdos, de vistas, de pasos, de letras sin destinatario, de cupidos, de alumbramientos…

El teléfono ha sonado a las once de la noche.

- ¿Qué te he pillado haciendo? Ha preguntado su voz al otro lado.
- Nada, ahora quería leer algo, o ver algo en la tele, o escuchar algo. Algo.
- Mmmmm, ¿Ya has escrito la carta romántica para el programa de la SER?
- Claro, hace un rato la he terminado
- Qué bien, pensaba que no lo harías
- También yo lo pensaba
- ¿Le has escrito a Andrés diciéndole lo que te ha parecido su disco?
- Claro, hace un rato se lo he mandado
- Vaya, estás desconocido, escribiendo cosas románticas y observaciones musicales
- Lo estoy, no me reconozco, voy a por un café mientras espero que regrese mi yo, creo que alguna musa lo está poseyendo.
- Jajajaja. Me entra la risa, pero que sepas que me gusta que hayas escrito algo en lo que las protagonistas no sean tetas, ni cafés ni gatos. ¿Ves cómo todo cambia? –Ha añadido con un deje de duda.
- Ya, pero yo no pensaba en cambiar. Pensaba en escribir, o hacerlo más, lo de escribir, digo. Eso ya sería de por sí y para mí, una novedad.
- Pero sigues siendo tú, teta arriba, teta abajo, sólo que Andrés y ese concurso necesitan otro punto de mirada tuyo.
- Cierto, debería estar contento por haber hecho lo correcto.
- Bueno, voy a preparar la cena y las clases de mañana
- Bien, hablamos luego, o después de luego.
- ¿Qué vas a hacer ahora?
- Esperar que vuelva la marea.


39 comentarios:

  1. Siempre que te leo... acabo escuchándote!

    Ni decir tiene que me pierdo, me abstraigo y me desquicio en tus letras.

    Siempre que te leo... acabo diciéndome que no debo escribir más. Ni hablar menos...!

    De lo mejor que te he leído, aunque eso ya no es novedad porque tal vez o seguro... he aprendido a leerte, Mario!

    Mi admiración por tu doble reseña, aunando letras y músicas!

    Abrazos!

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  2. Es un lujo. Lo es. Sí, poder meterme en lo que vives y sientes es un lujo. Y un placer. Además, un placer contagioso, que bien sabes tú que me "contaminas" con tus músicos y sus músicas, y yo encantada. Aún me queda mochila para llenar con más descubrimientos tuyos, con más pasos por esta senda que tú me muestras.

    Que llevo unos días desconectada y no puedo oír las canciones que nos regalas, pero es que estoy/estamos en pie de guerra. Recuperaré el tiempo perdido, lo recuperaré.

    Ah, hace unas semanas me leí "Los enamoramientos" de Marías. Fantástico. A ver si empiezo "Tu rostro mañana". Me hace ilusión coincidir contigo también el literatura.

    Muchos besos,

    Anabel

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  3. No sé de que te quejas, esta es para mi la mejor época para deambular por las viejas calles empedradas que bordean el onyar, con o sin neonato de por medio.
    Además esos 200.000 mile euros que dicen se ha gastado el consistorio en el alquiler de las luces navideñas le dan otro color a la ciudad, aunque en mi viejo barrio, igual que en el tuyo, no los alumbre ni un sucio candelabro... Cosas de los nuevos amos.

    De tus letras, qué comentar... ¡Estupendas!

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  4. Decirte que me ha gustado, me sabe a nada.

    Me lo imprimo, y me lo llevo a mis mejores tiempos de lectura.

    Precioso, Mario.

    Un abrazo

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  5. simplemente me sabe a café,un buen café cortito, pero muy intenso grácias.
    (Montse)

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  6. Hola...
    Qué puedo decir que tú no sepas y que no te haya dicho ya.
    Me gusta, aunque suene a poco.
    Bss

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  7. Apenas terminar me trepó desde lo tobillos la pitón poderosa de las letras de Galeano tratando de sacarse de encima lo que tiene adherido al corazón:

    "...La confundiré con otras.
    Le buscaré el nombre y la voz y la cara.
    Le sentiré el olor en la calle.
    Me voy a emborrachar y no me servirá de nada, pensé y supe,
    como no sea con saliva o lágrimas de esa mujer."
    y después...
    Después simplemente me apoyé
    en el dintel de la puerta
    con la copa de vino
    a tratar de recordar cómo eras
    cuando aún no existías...
    y una palabra, esa, y no otra,
    aunque no lo comprenda
    me robó la sonrisa sin pensarlo.

    Te han dicho que te empiezan leyendo y acaban escuchándote,
    para mi es a la inversa,
    cuando te leo, en cambio,
    termino comprendiendo lo que quería decirme,
    y no podía entenderme.

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  8. Pues ese labriego de la música ha quedado muy bien vendido por todas esas letras de elogio que en sí mismas ya son de elogiar. Realmente me han entrado ganas de escucharlo. Esos doce mini relatos que has hecho de las letras de otro son todo tuyos. Porque a cada uno le sugiere lo que escucha su relato y los tuyos son de lujo. A pesar de que no creas en ella, has vuelto por navidad. Yo tampoco creo pero me suelo dejar contagiar por los que sí creen y siguiéndoles el juego juego yo también siempre que eso no incluya pasarse de la raya con una tarjeta de crédito. Hemos empezado pronto esta época porque hay comerciantes que necesitan vender más y parece que los adornos prematuros y las lucecitas invitan a gastar más. A mí no pero ellos sabrán.
    En cuanto a la recriminación del final tengo que decir que si tus relatos incluyen tetas, gatos o lo que quieras pues déjalo así. Si el cuerpo pide tetas no le vas a buscar otra cosa que lo vuelva artificial. Los relatos que te salen como quieres son los que se acaban haciendo más disfrutables. Cada uno con lo suyo. Y el gato sale más bien nada hoy, tal vez se te moleste. Apenas asoma un poco los bigotes en un plano literario y luego se desvanece cuando enciendes la radio.
    Un placer haber compartido una vez más tus relatos nacidos del placer de escribir por escribir y el de ir encontrando frases brillantes mientras se escribe.
    Un abrazo.

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  9. Mario, que de tetas, gatos y café está bordada su prosa y en este caso particular, se nota que ha luchando para que el narrador cambie sus formas.
    Tres secciones tres...
    ...y una traducción imposible que se hace real gracias a su maestría.
    ¿No es que todos saben que la música es el único idioma que no puede ser traducido?
    Y Mario lo traduce y lo tañe, lo sustantiva en arpegios y los verbos se le cuelan por la embocadura hasta alcanzar el pabellón de algún clarín de orquesta encuadernada.
    Un desafío sorteado con éxito y que marca el punto medio del relato cotidiano, pero no por eso menos bello.
    Solo me queda decirle, para mi desgracia, que me resulta un regalo, no solo el leerlo, sino saber que un buen café tan solo vale un euro veinte por sus pagos.
    Realmente un regalo.

    Un abrazo, socio.

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  10. Un café es poco para saborear el exquisito paseo por el recuerdo y las notas del piano, y yo que adquirí de niño la costumbre de serlo y de adulto la de no perderla, estoy adscrito y prefiero para acompañar tus letras al tazón con sopas que hoy da por llamar bol.

    Y así, con el tazón humeante abrazado a mis manos he envuelto mis ojos con el placer de tu lectura, que una vez más y más cada vez calma mi hambre literaria, como las sopas la física.

    A mi no me importaría que se fuese adelantando la navidad, siempre que su duración fuera la correcta y su estrella no estuviese marcada por las luces de la galería comercial; a ver si de tanto adelantar acaba por coincidir con la fecha real en la que el censo romano era llevado a cabo y los pastores pasaban las noches al raso con sus rebaños, y acudir así a ver a un pequeño niño que acababa de nacer.

    Un fuerte abrazo.

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  11. También me entristece que la navidad cada vez llegue antes. Y que tú vengas cada vez menos.
    No he escuchado lo nuevo de Andrés, leyéndote a ti dan ganas de hacerlo aunque recuerdo que de lo anterior sólo me gustó que guardara lunas en la despensa por si oscurecía.
    Vengo poco pero me encanta encontrarte y que suene Será.

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  12. La marea me dejó la piel cuarteada,
    la miel en los labios, las piernas enterradas.

    Te quiero, Mario. Siempre.

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  13. Pues también yo pienso eso, que siempre que te leo lo leído es mejor que lo anterior...siempre pensando en que ya no te puedes superar y sí, siempre te superas a ti mismo...es una delicia pasear los ojos por tu escritura...escritura que canta con letras propias y de canciones de amigos...
    Besos.

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  14. Mario es impresionante,la primera parte me parece maravillosa esa manera de hablar dl amor q hay q olvidar....sobre el cd d Andrés,me han entrado ganas d volver a escucharlo d nuevo,es más,ya está sonando.Creo q éste último trabajo es d lo mejor q se ha publicado en mucho tiempo y q sólo le falta para rematar a sus bellas letras,el sonido dl piano d Alfonso Pérez.
    Y la Navidad...pues tampoco me gusta,tb pienso q cada vez viene más pronto,q cada vez las luces nos confunden o nos dejamos hipnotizar por ellas.Mis felicitaciones por el escrito y muchas gracias por hacérmelo llegar.
    Felices fiestas !!! ;)

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  15. Hola Mario, me ha encantado leerte, profundo, sentido..y tan cercano a la vez.
    Saludos y seguiré por aquí :)

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  16. Esperar que vuelva la marea o ¿esperar que se marche la marea?
    ¿Qué será eso de hacer lo correcto?

    * Me alegro de tu vuelta.

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  17. Esperar que vuelva la marea o ¿esperar que se marche la marea?
    ¿Qué será eso de hacer lo correcto?

    * Me alegro de tu vuelta.

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  18. Gran relato amigo, haces fácil lo difícil. Estaba tan ensimismado que casi me doy de narices con el cristal del escaparate y no por ver el belén precisamente.
    Dios... menudo par.
    Un abrazo.

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  19. Hola Mario, te lo digo en mi blog, pero por si no lo lees, te lo digo zquí también. Por alguna extraña razón hoy mismo pensaba que hace mucho que no te leía y he andado buscando tu blog. Me alegro mucho de volver a leerte allí. Vendré con más tiempo a ver que tal van tus relatos.

    Felices fiestas.

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  20. Las historias amatorias son como los libros. Tienen presentación, nudo y desenlace. Y si bien siempre se pueden releer, sólo las leemos por primera vez la primera vez. El resto de las veces tenemos las expectativas viciadas por el recuerdo. Un saludo

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  21. Faltan pocas horas para que termine 2011 y me daría mucha pena no haberte dicho una vez que me encanta leerte.
    Te deseo que el Nuevo Año sea bueno contigo, que cumpla tus buenos deseos y que tus letras nos sigan acompañando y seduciendo como hasta ahora.
    Un abrazo

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  22. FELIZ 2012

    Tú sí que eres interesante para mí.

    Te deseo lo mejor, lo mejor para tí de lo que anheles

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  23. FELIZ 2012

    Tú sí que eres interesante para mí.

    Te deseo lo mejor, lo mejor para tí de lo que anheles

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  24. A veces, mientras regresa, toca paladear la sal desleída en el viento. O dejarnos acariciar por las palabras escondidas en la caracola más triste de la playa. Pero la marea siempre vuelve. Siempre.

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  25. Mario, feliz año 2012, te deseo... aquí, allá y en todas partes para que conste en acta...

    Besos y abrazos

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  26. Tan sublime... tan identico... tan tú como siempre... Un beso ENORME mi Mario...

    Paz y mucho muchos besos... te inyecto mi veneno con ternura...

    <3

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  27. Y hay personas que son así, como la marea.

    Te quiero, Mario. Y siempre me maravillas. Eres y escribes fenomenal; lo llevas en los genes.

    Mi abrazo más grande va para ti, amigo del alma.

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  28. Creo, que me has enamorado.
    No conozco escritor capaz de cautivarme tanto desde la primera frase, con destreza obvia y el poder de dejarme con la miel en la boca.
    Se me ha quedado corto y todo de lo ameno que es.
    Me encanta. Sigue así Mario, y gracias por perder tu tiempo con mis garabatos jejeje

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  29. Genial Mario, sin duda, tu para mí ha sido el mejor comentario. Me has animado mucho a seguir escribiendo, me apetece sorprenderte :)
    Un abrazo enorme.

    Lady Cherry

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  30. jajaja...me hizo sonreir el final...
    efectivamente...aunke sean letras sin tetas...son tus letras...y eso las hace especiales...
    siempre un placer leerte mario

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  31. Hoy toca visita a los amigos y, aunque ya leí tus bellas doce canciones, aquí me tienes, para dejarte un abrazo.

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  32. Genial...
    Como soy tardía y ya estamos casi empezando febrero me ha hecho gracia eso de volver a revolverme en los escaparates navideños y los Jesusitos adelantados.
    Pd. El café se toma caliente.

    Besos de una sigue esperando su "musa".

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  33. por ahí leo que se lo imprimirán y es lo que yo haré, sin lugar a dudas. Muchos lo hiceron conmigo y no podía creerlo, y de verdad que hoy lo siento así lisa y llanamente. Indefectiblemente.
    Tus letras imploran por el papel, y mi yo por una mesa de café, como por aquí hay tantos, y como aquel que tan bien describes, que permita algo así como la frase que decís al comienzo, su momento y el mío.
    Has dicho tanto que ahora me cuesta reseñarlo.
    Sé que en al menos diez ocasiones me dije : cómo lo puede decir tan bien a esto que jamás siquiera traje a la conciencia que yo también sentía.
    Un abrazo!
    Y como si todo fuese poco la tercer señal en menos de una semana de que mi próxima lectura debería ser El mundo de Millas.

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  34. Sigo acudiendo a leerte, veo que, al menos aquí, andas escaso de letras. Seguro que andas por lugares maravillosos, en un limbo especial para soñadores. Al menos me ha sorprendido una canción que no conocía y me ha gustado mucho. Buena letra: Será.

    Un abrazo y salud y amor.

    Rosa

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  35. Como si no hubiera pasado el tiempo y fuera ayer...
    ya sabes cómo sigue.

    No creas que he olvidado ese correo. Agárrate que se va a cagar la perra.

    Y no la botes en el suelo haz el favor.

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  36. Toca saludar a los amigos, y aquí estoy, recordando esas 12 canciones.
    Espero que dentro de dos semanas, para mi próxima visita, te hayas decidido a dejarnos un nuevo texto.
    Un abrazo, amigo Mario.

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  37. Bé,bé, això de que no parles de "tetas", podríem dir que no és l'eix principal del teu escrit, però per si de cas jo m'he quedat amb el detall de "la amplitud mamaria de la escaparatista". Dit això, la resta del teu escrit és excel·lent.

    Salut

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  38. rastreo tus páginas del pasado y, cuanto más te leo, más me pregunto el porqué de tu silencio.Paseo discretamente por tus escritos , maravillada, emocionada por tu forma de escribir y sentir.
    Buscaba un lugar donde ensimismarme y lo encontré en tu blog.

    Un abrazo.

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