Ya tengo ganas
de adentrarme en ti. Y tengo ganas de que recorras la cartografía concupiscente
de mi cuerpo. Y tengo ganas de comerte. De que me comas también tengo ganas. Y
tengo ganas de beberte. De que me bebas también tengo ganas. Y tengo ganas de
tocarte y acariciarte y besarte mucho. De que me toques y acaricies y beses
mucho también tengo muchas ganas. Y tengo ganas de follarte. Y de que me folles
también tengo ganas. Y tengo ganas de mirarte. Y de que me mires mirarte
también tengo ganas. Y tengo ganas de derramar el placer de mis dedos escribidores
y masturbadores sobre tu piel. Y de que derrames sobre mí la tinta de tus dedos
que escriben y masturban también tengo tantísimas ganas. Y tengo ganas de
servirte un café, y hablar, y reír, y contar, y recitar placeres sobre el verso
del reverso de nuestros labios. Y de que me sirvas el café en mi taza
preferida, y de hablar de autores y afectos secundarios y capitulados, y de
reír con la adjetivación lúdica de tus ocurrencias, y de que me cuentes cómo le
va a la vida entre tus páginas, y de recitar placeres concatenados sobre el
verso del reverso de los labios que nos pronuncian, también tengo ganas.
Tengo ganas de
vivir entre prólogos, epílogos, proscenios y bastidores. Y tengo ganas de que
la vida no deje de empezar cada vez que una novela cae en mis manos. Cada vez
que la primera página me invita a adentrarme en ti, Lola Beccaria. Cada vez que
la primavera llega de la mano de Arturo Bandini. Cada vez que Pedro Zarraluki
me confiesa los misterios del silencio. Cada vez que Auster me invita a tomar
el café en su palacio lunar. Cada vez que enfermo de amor y soledad en el
Macondo colérico de Márquez. Cada vez que almuerzo contigo en alguna taberna
mayor y capital, Luís García Montero. Cada vez que destilo las lágrimas del
abecedario de Martin Eden. Cada vez que cobijo mis palabras en la Barraca de
Lorca. Cada vez que estrena conmigo una travesura la niña mala de Mario Vargas
Llosa. Cada vez que el pasillo de un tren de madrugada acoge mi viaje al fin de
la noche de Cèline. Cada vez que recorro el camino sembrado de literatura
reaccionaria de Kerouac. Cada vez que me ciega la retórica de Saramago. Cada
vez que me sonríe la Etrusca hilaridad de Sampedro. Cada vez que me emborracha
la vida licuada y oscura de Poe. Cada vez que engraso la “máquina de follar” y
acaricio a las mujeres de Bukowski. Cada vez que observo La Habana vieja desde
las cumbres borrascosas de Pedro Juan Gutiérrez. Cada vez que anclo en mi piel
el París erótico y clandestino de Henry Miller. Cada vez que abro mi noche a
los diarios furtivos y erizados de Anaïs Nin. Cada vez que reseño en una
servilleta de bar las metáforas precisas, las palabras certeras y los verbos
incendiarios del maestro Sabina. Cada vez que mi taza preferida contiene la
sopa de letras de Cortázar y su “rayuela” inacabable. Cada vez que recojo el
fruto prohibido del árbol del bien y del mal, y del árbol de la ciencia
literaria de Baroja. Cada vez que despierta mi conciencia algún “episodio
nacional” de Benito. Cada vez que caigo enfermo y una palabra tuya basta para
sacarme. Cada vez que no tengo ganas de nada excepto de ti, Literatura.
Ya ansío morir. Y de resucitar en las aceras alejandrinas de la 74º Feria del libro de Madrid, también tengo ganas.
Pues esa suerte que tienes si este año mojas y la puedes catar. A la feria digo. Varios blogueros nativos o turistas como tu me han puesto los dientes largos. Si amas las palabras es normal que quieras llegar a algo nas con ellas. Son el placer de algunos que no hace falta nombrar porque se señalan solos. Con orgullo de vivir por la literatura que es mujer. Desde luego en tus lineas ya hay literatura. Es mas poesia que reseña o comentario lo tuyo. Yo ya gocé de casi todos esos libros. Con esa literatura que mencionas hemos hecho mas de un trio tu y yo aunque Benito aún no.Solo aún. De todas formas y aunque esté a kilómetros de esa feria nuestra amada esta en todos sitios. En mis estanterias. En mi mano o sobre el banco de un parque. En la mesa del café y entre la leve niebla que produce su calor oscuro. En los bolsos de las amigas que alguna vez me la guardaron La literatura no se mueve porque ya esta aquí y allí. Con feria o sin ella. Pero tu disfrútala. El recuerdo que tengo de otros años es una delicia. Feliz paseo y gracias a las musas por serte tan fieles. Un abrazo
ResponderEliminarLa Literatura...Palabra femenina que despierta en ti pasiones devoradoras. No conozco a nadie que ame tanto la lectura. Hablas de ella como si fuera tu amante - y creo que lo es-.Un cupido que alcanzó de pleno el centro de tu pecho.
ResponderEliminarSolo un amante de la Literatura puede escribir lo que tú has escrito. Enhorabuena, Mario.
Un abrazo.
Fany
me ha encantado tu rincon
ResponderEliminarme gusta como escribes
Un abrazo
Te veo muy interesante...en esa foto que has puesto en tu perfil.
ResponderEliminarBesos, Mario.
Todavía no puedo creer que no sé por dónde empezar, me llamo Juan, tengo 36 años, me diagnosticaron herpes genital, perdí toda esperanza en la vida, pero como cualquier otro seguí buscando un curar incluso en Internet y ahí es donde conocí al Dr. Ogala. No podía creerlo al principio, pero también mi conmoción después de la administración de sus medicamentos a base de hierbas. Estoy tan feliz de decir que ahora estoy curado. Necesito compartir este milagro. experiencia, así que les digo a todos los demás con enfermedades de herpes genital, por favor, para una vida mejor y un mejor medio ambiente, por favor comuníquese con el Dr. ogala por correo electrónico: ogalasolutiontemple@gmail.com también puede llamar o WhatsApp +2348052394128
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