Salió de casa con la sonrisa puesta, y sin bragas.
A esa hora vespertina el deseo febril la tenía encumbrada en la cima de su montaña rusa emocional.
No debía tener prisa. Las cosas buenas requieren tiempo y preparación. Así que decidió hacer un alto en el camino y echar un ojo a la prensa del día. Pidió un cortado, sin azúcar, con muy poca leche. Consiguió el periódico. Desplegó ante sí las noticias frescas, recién sucedidas. Pero no prestaba atención. Descansó las manos entre la página de cultura y los primeros resultados deportivos del fin de semana. Se quedó quieta. Parada. Oteó por los grandes ventanales de la cafetería y contempló las aceras, las personas y sus prisas. No dejaba de pensar, de pensarlo, de verlo, de sentirlo, casi, casi sentado a su lado. Era un buen día para tener un amante. Para no echar nada de menos, ni de más. Era un día de equilibrios.
Porque otras veces, cuando sucumbía al deseo desenfrenado y se citaban los cuerpos, instantáneamente se arrepentía, le costaba llegar. O le vencía el remordimiento. O la montaña rusa no subía lo suficiente como para dar un paso de gigante. Si no estaba preparada para una ascensión vertiginosa, menos aún lo estaba para un descenso en picado al pecado de la infidelidad.
Mientras sostenía, esa mañana de lunes, la prensa entre sus manos, pensó en lo complicado que es conciliar la vida familiar con la laboral. Y por ende, lo jodido que es joder con un amante y conciliarlo todo, sin casi hacer ruido con lo anterior: Vida familiar, vida marital, vida amatoria, vida emocional. Vida.
Miró el móvil. No había ningún mensaje. Habían acordado no mensajearse, no llamarse, no saberse. Nada hasta el desembarco carnal. Y así debía ser. Pero ella, que seguía sonriendo, no sabía si de nervios, de miedo o de deseo, estuvo a punto de enviarle una nota escueta. Un “estoy yendo”. O un, “¿ya estás preparado?”. O un lo que fuera, algo que la hiciera latir como lo hacía su voz honda, su voz acariciante. O un lo que fuera, que la convenciera, que la terminara de arrastrar, que diluyese ese sentimiento de delito matrimonial. Sentimiento efímero como pocos, pero que a veces, sin que ella lo supiera, amenazaba con quedarse, con convencerla de que lo mejor era desandar el camino.
En ese momento pensó que las decisiones, por ahora, estaban tomadas. Que la despertó la excitación del momento futuro. Que en cuanto abrió los ojos, tuvo que cerrar las piernas para evitar masturbarse con su recuerdo. Que lo quería en persona, no en imágenes proyectadas contra el firmamento de su placer. Necesitaba esa persona que, sentada, lo esperaba, polla en mano, en ese lavabo público, impúdico.
Si seguía dándole vueltas a la cabeza, acabaría entrando en los servicios de la cafetería, acabaría poniéndose las bragas, acabaría borrando la sonrisa de su cara, y acabaría retomando el camino de regreso a su casa. Pensando que nunca debería haber salido de allí, y arrepintiéndose en seguida porque lo mejor, estaba ahí fuera, como la verdad.
Así que frenó en seco el tiovivo de ideas circulares. Descartó su yo angelical y siguió, de la mano, a su demonio particular.
Por la calle seguía pensando en él. Notaba el calor habitar sus muslos. Notaba los labios quemantes. De vez en cuando mojaba, con la punta de su lengua, los labios. Quería refrescarlos, y, sin embargo, los cocía a fuego lentísimo, y los mordía una vez y otra vez.
Subió al metro. Cada vez más cerca del oasis del placer. Cada vez más cerca.
Cogía el bolso, lo abría, extraía el móvil, acariciaba las teclas. Miraba la pantalla esperando que le llegase algún mensaje suyo. Enterraba el teléfono en el fondo del bolso y volvía al calor que emanaba del manantial desnudo que nacía entre sus piernas.
Entornaba los ojos a la espera de la señal auditiva y femenina que le indicara su parada. Mientras, tarareaba silente las canciones que emitía su MP3. Sus pensares invasivos y abrasivos le impedían moverse cómoda, sentarse bien y observar su mundo a través de la opacidad cristalina.
A las once de la mañana cruzaba el vestíbulo del emblemático edificio de oficinas. Su amante la esperaba en el sitio acordado: en uno de los lavabos de la planta segunda, en el primer edificio del paseo más feliz, más escaparatista de la ciudad condal. Saludó al portero. No tuvo que dar ninguna explicación. Quien no iba a alguna consulta médica, iba a tramitar algún seguro, a apuntarse a alguno de los cursos subvencionados, o a resolver cualquier asunto en las oficinas de consultorías y finanzas.
Entró en el ascensor. Su cabeza bullía. Su sexo licuado ardía. Sus labios estaban secos por primera vez desde que la despertaron los tentáculos epicúreos. Su lengua recorría su boca, requiriendo el riego necesario para el primer beso. Justo cuando estaba ante la puerta de los aseos masculinos de la planta segunda, notó que temblaba como un folio virgen en las manos de un escritor novel. Sus manos tremolaban como una hoja, mecida por el otoño, barrida por el viento. Se detuvo durante un instante impreciso. Miró en derredor. No había nadie. Persona alguna transitaba por esos pasillos. Fue tras la última consulta con su médico, buscando apresurada un lavabo donde recomponerse, cuando descubrió esa madriguera presta a ser habitada por dos cuerpos encelados. En uno de sus cafés habían acordado que sería ahí, que peregrinarían, que jugarían, que se tendrían en carne viva, algunas veces, algunos días. Sí, pensó ella, sería lo mejor… aprovecharía los días en los que la montaña rusa la elevara a los cielos de la necesidad del goce supremo: juegos prohibidos en sitios prohibidos.
Dejó a un lado los lavamanos, los secadores, los urinarios. Se situó frente a la puerta del último reservado y, tras notar que la saliva había vuelto a su boca y su corazón gemía dentro de su pecho, empujó.
Él la miró. Quiso levantarse pero fue empujado y devuelto a su atalaya desde la que contemplaba sus ojos inyectados en placer. Ella quiso coger la sartén por el mango. Por su mango. Se hincó de rodillas llevándose su miembro erecto a los labios. Lo miro, lujuriosa, lo restregó por su cara, lujuriosa. Lo sopesó con la lengua y los labios, lujuriosa. Apresó el glande con sus dientes hasta que escuchó un gruñido quedo. Siguió un viaje fálico por el firmamento de su boca. Ya no pensaba, ni pesaba. Levitaba y volaba y quería ser poseída por la lengua de su consolador que, recostado, entornaba los ojos y abría las piernas.
Se levantaron, como un resorte, al mismo tiempo. Una jugada maestra, diríase ensayada. Se quedó el uno frente a la otra. Y el uno y la otra se besaron. Él identificó el sabor de su polla en los labios de ella. Recogió su lengua, la recorrió a lo largo y a lo ancho. La besó, la mordió, la masajeó con la suya. Regaron con sus salivas la senda de los besos.
Sus ojos se encontraron. Y se observaron sin dejar de recorrerse con las manos, sin dejar de explorar sus geografías concupiscentes.
Giró el cuerpo de ella, con un juego de manos diestro… entrenado. Bajó la tapa del retrete y la subió en ese pedestal improvisado. Situó su cabeza entre sus piernas, miró al suelo, miró por todos sitios verificando la ausencia de ropa interior. Bien, el guión seguía su curso. Con su nariz recorrió su cuerpo, respiró sus piernas. Sus dedos, domadores de sexo, lo abrían y cerraban, surcando hacia su mar abierto. Y su lengua, ascendía, descendía, fijando guías para futuros ascensos y descensos. Se quedó quieto ante ella y hundió su cabeza en su coño abandonado a la fruición más animal. Hociqueó entre sus piernas, primero, bebió entre sus piernas, después. Siguió labrando con la lengua, con los labios, con la boca, con los dientes. Recogió, amasó, succionó, masajeó y golpeó su clítoris hasta notar como vibraba, se convulsionaba, como detonaba su orgasmo. Con su mano izquierda pinzó sus pezones. Con la derecha, ocupó su pene hinchado. La masturbó y se masturbó haciendo coincidir sus erupciones.
Descendió de los cielos ella, y ascendió a su cielo él. Fue él quien esta vez la besó, reportándole su sabor. Se besaron y se estudiaron en silencio. Se abrazaron y fusionaron la música de sus jadeos.
Encajaron sus ropas sobre sus cuerpos y abandonaron, prófugos, el lugar por separado.
Según su guión, habían quedado en tomar un café juntos quince minutos más tarde. Lo tomaron, y se tomaron, en besos furtivos, con disimuladas caricias por debajo de la mesa. Los cuerpos solícitos hablaban… No discutieron sobre un próximo encuentro. Nunca lo hacían. Respondían, estos, a un acto reflejo, la respuesta a la sexualidad que recobraba la libertad. Repartió su sonrisa entre sus labios y los de él. Y se despidieron. Aunque las despedidas, por muy acostumbrados que estuviesen a ellas, por muy ensayadas, siempre costaban lo suyo. Nunca sabían bien.
El mismo vagón de metro, las mismas caricias al móvil, la misma música, nuevos recuerdos para almacenar en su biblioteca emocional y pecante.
A las dos de la tarde regresó a casa, con las bragas puestas.
Al entrar en casa, su marido la recibió con la misma oquedad de siempre. Le preguntó cómo le había ido en la consulta:
- ¿Qué consulta?- espetó ella.
- Han llamado hace media hora, de la consulta del doctor Gracia.
- Ah, supongo querrán cambiar la visita de la semana que viene.
- No. Hacían referencia a la visita de esta mañana.
- ¿Sí?
- Sí. Han encontrado tu cartera en los lavabos.
Pero ella, consumida por el miedo, fue incapaz de querer averiguar más… aunque a punto estuvo de preguntarle si habían encontrado su documentación en el lavabo de hombres, o de mujeres.
Las bragas, en su sitio. La sonrisa, asesinada.
Un texto cargado de sensaciones a viva piel...
ResponderEliminarCon el trasfondo de personajes que sienten, viven, nos rodean... amantes, infieles, inseguros, mentirosos, verdaderos... y humanos.
Porque las imperfecciones son parte de todos nosotros, lo que también nos enriquece y debería empujarnos a comprender pecados propios y ajenos.
Un saludiño, desde el atardecer en mi papelera, Mario!
( cómo has publicado dos entradas?
Un café doble, por favor!!
pues voy al final de la historia de Matías!! )
Quizá la cartera no se pierde. Puede parecer un olvido pero no es involuntario, es una puerta abierta al cambio.
ResponderEliminarUn pico más en el encefalograma plano en que se conviertió la vida para volver a romper el ritmo. Primero rutinario y luego transgresor buscando la salida.
Cuánto tiempo sin leerte.
Un saludo.
*convirtió , quise decir
ResponderEliminar:)
Qué intenso... no es el tipo de lecturas que me atrae, pero no pude dejar de leer.....
ResponderEliminarBuen final...!!!
¡Por fin! Nuevas fotos (qué fotos) y nuevos relatos (deliciosos). Te comento éste porque es el que más me ha gustado, porque me encanta que salga con la sonrisa y sin bragas, que tome la sartén por el mango y que reparta su sonrisa entre sus labios y los de él.
ResponderEliminarY lo que menos me gusta (ahora una de cal, ¿o es arena?) “Números cardinales”, me toca bajar urgentemente a buscar la gramola y pasar a “Será”. Después ya sigue muy bien (más arena, o cal).
En fin, enhorabuena por los textos.
Me encanta leerte ...
ResponderEliminarSaludos
Mi adorado y sobado oso amoroso, por qué no te atreves, de una vez por todas, a salir del armario ropero en el que te escondes, y proclamas a los cuatro vientos o, a las brisas marinas, ¡o aunque sea a la tramontana!, tu lado más lascivo y vulgar… ¡picarón!
ResponderEliminarBromas aparte… que luego todo se confunde. Me ha gustado bastante, pese a no haber consumado el acto y haberse quedado en un sensual y tórrido escarceo pajeril, denota un trasfondo amargo de represión, y evidencia la inevitable necesidad de desfogarse a través del sexo, que se intuye imprescindible en la vida de las personas, y el que diga lo contrario miente como un bellaco.
Nos vemos café en mano… ¡Joder, que mal suena esto después de leer lo que se hace el prota del texto! Mejor lo cambio por un abrazo… ¡ehh, de buen rollo!
"Por fin…esa textura soñada, ese mármol caliente quemándole la boca, esas palabras obscenas llenado el aire hasta enloquecerla, esas manos que se aferraban a su pelo con fuerza, cuantas veces lo había lamido en medio de los sueños, cuantas veces las sábanas había sufrido la presión de sus uñas, y su lengua se había secado lamiendo el aire.
ResponderEliminarAhora lo tenía e iba a resarcir cada búsqueda, cada espera.
Estaba tan encabronada, tan caliente, que se movía sobre la cama en un zigzag de obscenidad oscura.
Podía sentirlo tan dentro de su boca que su lengua se llenaba de sus venas y su saliva escurría por las comisuras..."
"Por fin la tenía! ella…soñada, sufrida, aferrada en el aire vacío…su cuerpo en la piel, sus pechos en la mano, su sexo mórbido entre sus dedos hechos de hambre y sed, sintiendo su verga acariciada por esas manos…esas…porque tenían que ser esas…porque no quería otras…esas manos a las que ya les había leído el destino decenas de veces en una quiromancia de glande y semen.
Estaba mojado, jadeante, emputecido de de una fiebre debida, añorada, alimentada a letra, obscenidad y ausencia…."
Imagenes que despiertan ecos,
ecos que se vuelven llamas...
Un relato al borde del abismo, y el eterno vértigo,
llamando a la caida.
Un placer esta faceta tuya Mario.
... es lo que tiene jugar a la comba en el borde de un acantilado, que algun@s no se deciden a saltar. Digo yo, que debe poner bastante eso... de saberse secreto. Digo yo, que mira que a mi me toco siempre ser el que guarda la cuerda...en fin. Que digo yo... que la mentira debe ser un estimulante de la hostia...jaja
ResponderEliminarMuy sexual el momentito baño. :)
Un beso y un saludete.
¡Pero qué gusto leerte de nuevo, encanto! De verdad.
ResponderEliminarDe hecho, el otro día estaba viendo mi lista de Blogs y me quedé pensando en el tuyo. Tenía muchísimo de no saber de ti.
¿Cómo has estado? Espero que de super lujo, my love.
Mucha, mucha luz y mis mejores vibras :D
Obsceno; fuera de escena, que no puede estar a la vista...Mario, has hecho que imaginara un espacio entre los lavabos y una escena sibarita...he quedado suspendida en ese espacio, y a mis pies el abismo...
ResponderEliminarUn beso
Mario, me encantó. Todo. Menos el final. No la jodamos, hombre....
ResponderEliminarHe buscado el edificio por mi ciudad esta mañana, que también estaba libre y tenía cita en el médico.
Sigo con Matias..-
Gran música, gran blog...pero la música es sencillamente fascinante...bs
ResponderEliminarMe gusta mucho la manera en que se cuenta la intensidad creciente de "la cima emocional", sus consecuencias, esperas, cuidados, miedos, reflexiones, control de la maniobra, expectativas, premeditación, alevosía (no nocturnidad)y explosivo final.
ResponderEliminarUn colocón erótico que, a mi parecer, no tiene más importancia que la que la protanista le quiera dar.
Como tal crisis de placer, esperado, deseado y programado, el estallido del encuentro es intensamente voluptuoso y excitante. La descripción de las "maniobras sexuales" en el servicio de caballeros me parece muy correcta ( quiero decir literariamente), con su toque morboso y la dosis justa de vocablos específicos que, lejos de ofender, dan más visos de realidad al relato.
El final del monedero hallado por el médico sorprende, y añade un elemento de inquietud y humor que redondea el cuento.
Me hace intuir el estupendo comienzo de una nueva historia, la del matrimonio que tiene que decidir cómo afrontar la infidelidad. Yo apuesto porque ella confiesa y él comprende que su pareja no peligra. Una canita al aire en estos tiempos donde las mujeres vamos tomando nuestras propias decisiones y asumiendo riesgos, puede resultar incluso un acicate para el aburrimiento que probablemente les está empezando a invadir ( esa es mi teoría, la que a mí me gustaría que ocurriera).
En todo caso da la sensación de que, mientras todo fue un secreto bien controlado, el placer superaba al miedo a la traición. ¿Qué hará ella a partir de ahora? Tanto si descubre su secreto abiertamente, como si guarda silencio -un silencio cargado de dudas, de culpas, de inquietudes- ya nada va a ser igual.
Un saludo Mario. Lento, pero seguro.
Mis más sinceras felicitaciones por semejante relato. Muy sincero, muy real, muy lo que muchas mujeres nos vemos obligadas a ser en estos días...no sé bien porqué
ResponderEliminarBesos Mario,
Gracias siempre por pasar por mi casa
Exelente el texto.
ResponderEliminarMe ha gustado bastante tu blog.
gracias por pasar por alla.
Un abrazo
¡Qué tremenda soledad inunda todo el texto! ¡Cuánto miedo a vivir!
ResponderEliminarY claro, toda sonrisa, asesinada. El destino no perdona. Y es frío, como la venganza.
Grande.
Saludos!!
dios... qué genial ha sido leerte. Sublime ese encuentro furtivo en el lavabo, de verdad.
ResponderEliminarMuchisimas gracias por pasarte por mi blog y comentarme, como siempre es un placer recibir comentarios como el tuyo.
mil y un besos.
Hola Maria, me alegro mucho que te gustase mi comentario sobre Luis Landero, a mí me ha encantado tu blog, así que me pasaré por aquí a menudo, un placer encontrarte por mi orilla.
ResponderEliminarUfffa!! Tu larga ausencia ha merecido la pena. Que bien relatado, cuantos detalles, cuanta lujuria...ainsss a ver que hago yo ahora con este subidón?? Jajaja!!
ResponderEliminarUn beso :)
Festejo tu visita y te dejo unas palabras sueltas...
ResponderEliminar"soy fruto de los silencios que mi yo hace tiempo ya no refleja, soy parte pero invisible frente al espejo... un yo paralelo... conviven sin rozarse el uno al otro y quizás por eso gozan de una perfecta armonía... soy una mas de sus consecuencias... soy yo."
Besos desde mi alma
Hacía tiempo que no escribias y te echaba de menos
ResponderEliminarMe alegra volver a leerte, porque tus relatos siempre me invitan a la reflexión.
Buen domingo
Mario??? tu sabes como puedo comprar el cd de Rafa ?? y ademas en que cd se encuentra la canción de SERÁ....chico si no te iporta te enlazo con mi blog, enseñame musica y mas cosas...me encanta conocer cosas nuevas y desde luego APRENDER, siempre aprender....un beso grande y mil gracias...
ResponderEliminarM eolvidé de decirte que mi gran trova es ISMAEL SERRANO...CREO QUE A TI TB TE GUSTA UN POCO, X LO QUE HE OBSERVADO....
ResponderEliminarY sin embargo ....por nombrarte una de ellas que me encanta....princesa...no sé casi todas, pero por edad , aunque ya conocía a aute, sabina o serrat....ismael me robó el corazón con atrapados en azul o caperucita, o ppio de incertidumbre....todas, el cd nuevo una mmaravilla, la puesta en escena uffff, y Rafa una pasada.....de las grandes....
ResponderEliminarMe seguirás dando a conocer gente así de interesante???...besito MARIO
Mira MARIO si ha sido importante Ismael para mi, leelo si te apetece, no quiero quitarte tiempo...http://dondeduermeelsilencio-rosaroja.blogspot.com/2010/03/sucede-que-en-ocasionesalgo-me-eriza-la.html
ResponderEliminarBueno, decirte que espero interesarte, esto ya es una coña....jjjj
Bueno Mario, por fin te leo a ti....
ResponderEliminarDecirte que tu relato se vive como real, se siente gracias a la descripción nada pesada y detallada casi de cada cm de piel....es erótico y sensual, cálido y frío e incluso duele, a mi me duele...
M e llama la atención, ese dolor gustoso de lo angelical y moral ( establecido x no se que coño de sociedad en la que vivimos) frente a lo amoral y que sin embargo sería lo que no iría contra natura, a mi humilde parecer...OXÍMORON..
La historia es super real....me ha encantado, aunque el final duele....
Desciendo de los cielos, con el placer que el recuerdo del olor me permite. Tus letras son manantial de sensualidad, erotismo y magnetismo.
ResponderEliminarNéctares
pero tú no entendías algo de fotografía? entonces por qué coño te ha salido movida la foto y le has cortado la cabeza? voy un rato al sofá y cuando tenga algo más de rato te leo de pé a pá
ResponderEliminarHola Mario!!!
ResponderEliminarTe digo que paso a dejarte solamente un beso...
Quiero leer con tiempo...
: )
Tu blog ha sido un feliz hallazgo. Magnífics relatos
ResponderEliminarNo deberías tardar tanto en escribir, aunque a veces la vida nos envuelve en su rueda imparable y damos de lado a la propia vida...
ResponderEliminarUn placer leerte, si bajas por aquí, avisa y nos tomamos unas cervezas en el bar de Vesper...
Pocos textos logran un cometido como este... con un equilibrio entre morbo y realidad...
ResponderEliminarAsí es... simplemente hay que tener un buen tema y dejarlo fluir...los dedos hacen el resto en el escritorio...
Sin embargo, por quizá mera casualidad escribí algo que habla de esto pero desde otra perspectiva en mi nueva publicación: "Hablemos de...BESOS"..
A mi también me ha encantado volver a leerte Mario...
Paz y muchos muchos besos...
Gracias por paasarte por mi rincón, no suelo publicar los coments, me los quedo para mí :)
ResponderEliminarmua
Me sumo a esto, y no sé cómo me lo había perdido hasta ahora, coño... jaja
ResponderEliminarUn gran relato. La dosis justa.
ResponderEliminarDe Blog en Blog llegué a tu espacio, comencé a leer y no solté la pantalla hasta leerlo por completo...Creo que el final queda abierto, y es posible la continuación, mi taza de café está esperando para leerte otra vez.
ResponderEliminarUn abrazo.
Llegué hace varios días a tu blog desde el de Verónika, desde entonces he vuelto varias veces a visitarte, aunque el único comentario que dejé parece que no se guardó.
ResponderEliminarTienes un lugar muy agradable, me ha encantado la lectura y también la música (gracias a tu enlace he odido por fin cambiar el audio del mío).
Ahora suena Miguel Ríos.. qué casualidad, es el primer cantante que conocí en persona... Hace la friolera de cuarenta y tantos años, entonces no era muy conocido... un jovencisimo Miguel con jersey rojo de cuello alto...Muy bueno.
Saludos
Y tú, volverás a escribir??? te espero....si??
ResponderEliminarQue soledad y tristeza.
ResponderEliminarMagnifico relato !
un beso
sonia
Qué gran sorpresa cuando entro en tu blog y me encuentro de frente con dos nuevas entradas. He empezado a leer como una loca queriendo devorar las palabras. Los textos, magníficos, y cargados de sensaciones. El de Matías, profundamente esperanzador y lleno de simpatía. El otro, impregnado de ese calor que sólo se conoce en verano. Un abrazo!
ResponderEliminarEstá muy bien escrito este relato, porque no es fácil escribir sobre sexo y no resultar vulgar. Se sigue con atención y el climax asciende poco a poco hasta el desenlace, ese que se espera y se desea.
ResponderEliminarSe ve claramente que hay que tener un amante.
Me alegra ver que vuelves a escribir. Saludos.
Yo he cumplido mi parte del trato de volver a escribir, ahora te toca a ti...jjjj...es broma...pero por fi escribe...un beso MARIO..VALE??
ResponderEliminarEstuve leyendo varios de los relatos y me parecen muy buenos. Felicitaciones, realmente. Y gracias por pasar por mi blog.
ResponderEliminarUn abrazo.
http://gramatica-generativa.blogspot.com
Relaual... y cargado de connotaciones morales reprobables; pero no lo es... yo creo que todos vivimos una vida: respetable, honrada,legal y con el tiempo aburrida y otra que solo la soñamos... la vida soñada,la de las películas, con transgresiones y "pecados" , que tiene más latidos, tiene más pasión y tiene más sentido... esa segunda vida solo la viven unos pocos, valientes o locos, o las dos cosas... pero es la que si no fuera socialmente reprobable y difícil de sobrellevar; toda persona sexual quiere vivir ... en un coche en una noche de verano lluviosa, en un lavabo de una gasolinera o un parquing, en un ascensor...en mil lugares... con mucho sudor, con mucha locura y con un febril éxtasis que llene los recuerdos de las noches de soledad acompañada o soledad sola...cuando la vida se apaga... ahí tiene sentido haber sido un poco canalla y sonreir maliciosamente... he follado mucho y volveria a hacerlo.
ResponderEliminarMe ha gustado, buen relato para sumergirse e irse a la cama y ... dejarse llevar.
Pues es un placer encontrar un lugar como el tuyo y ver tu trabajo... me quedo, con sonrisas y las bragas en su sitio.
ResponderEliminarFelicidades!
Amiga silenciada,
ResponderEliminarcomparto totalmente tus palabras y noto entre líneas que has vivido intensamente y el sexo te ha llevado a practicarlo en lugares escondidos, lavabos de gasolineras, de parkings, coches...En fin, las locuras que el sexo desenfrenado nos hacen cometer, y perdemos el control y no pensamos en las consecuencias de ser pillados.
Y luego no saber para qué, y si estuvo bien o mal el riesgo, la adicción...
Espero que por lo menos lo hayas disfrutado mucho.
El problema viene cuando te planteas, si todo valió la pena o si sólo sirvió para inspirar algún relato que otro...
Namasté
Mario tu espacio merece más que la visita, hay que estar, sentirlo, ser parte de el, eso es lo que al menos me trasmite, y por ello, me quedaré a "expiar" las pequeñas partículas que lo forma hasta llegar a ser lo que es.
ResponderEliminarUn abrazo.
Querido Mario,
ResponderEliminarDejando a un lado la tensión sexual latente, me fijo en tu descripción, que casi se convierte en imágen, de las madrigueras donde hombres y mujeres nos adentramos una y otra vez.
Te prodigas poco. Pero cuando lo haces merece desde luego la pena.
Un abrazo. Be.
Estupendo.
ResponderEliminarMe han entrado ganas de irme a mi madriguera particular. Sólo me falta mi amante bandido.
Una cosa: asistí al concierto de Ismael Serrano en Zaragoza. Fantástico. Me acordé de ti.
No seas tan caro de ver.
Un beso,
Anabel, la Cuentista
In your honour and in honour of all the Illustrators and Painters, I published
ResponderEliminaran illustration.
Este un año nos dejaron muchos de los que nos hicieron diferentes, porque ellos ya lo eran y se mostraron así. Desde mi dulce y adorado Benedetti al espejo del alma mexicana que nos dejo ayer, Carlos Monsiváis.
ResponderEliminarTodos ellos nos han dejado un legado infinito en su memoria, pero demasiado corto para nosotros.
Gracias Mario a tí, que abrazas con las letras... como Saramago.
Un abrazo
bastante bueno, en verdad. Por un momento me sentí como que eras el guinista de mi alocada pelicula llamada vida. Sentí que me estuvieras relatando y eso me asustó, como si me conocieras más de lo que yo creía conocerme... muy buenas palabras, muy buen texto. atinado.
ResponderEliminarun gusto haberte conocido. en horabuena :)
La sonrisa asesinada, claro. Glups, ese final, ese darse cuenta de que olvidó su bolso, ese casi ser descubierta... cuando el sabor a pecado, a traición, a infidelidad la acompañó casi todo el rato. Todo menos ese tiempo que borra cualquier remordimiento...
ResponderEliminarIntenso, sexual e inquietante relato. Me gustó
Gracias por traerme hasta aquí
Besos
Me gusta venir a contestarte...
ResponderEliminarMe gusta como describes lo que ya has leído.
Te mando un abrazo almibarado como tus palabras.
Penélope
¡Qué gusto me da volver a leerte en mi Blog, guapo!
ResponderEliminarTú siempre con tan bonitas palabras y regalándome buenas vibras. Gracias.
Ya quiero volver a leer uno de estos tuyos que siempre me gustan, pero que nos das a cuentagotas, jajaja.
¡Miles de besos y bonitas vibras!
Siente un beso.
Entono el "mea culpa" ¡¡cuanto tiempo sin venir a verte (a leerte ;)!!
ResponderEliminarlos exámenes me tenían absorbida y luego la desconexión propia de las vacaciones se apoderó de mi :P
pero aquí estoy otra vez, y claro, como siempre he disfrutado de tus letras :D
y por supuesto q conozco a Dani Flaco (¡¡como puedes dudarlo!! jejeje) un grande, igual q Rafita q por cierto dijo en el último concierto en Madrid q tendremos nuevo disco a principios del año q viene y yo ya estoy impaciente :D :D
hay videos de ese concierto de Flaco por youtube?? ;D espero q sí y ahora mismo voy a investigar para verlos jeje
un fuerte abrazo y seguimos en contacto bloggero :P
pd: no sé si te gusta pero ando muy enganchada al nuevo disco de Iván Ferreiro, si no lo has escuchado ya, te lo recomiendo :D
Hola! Tanto tiempo! Un gusto volver a pasar por aquí. Me encantó LA MADRIGUERA! Te seguiré leyendo.
ResponderEliminarUn abrazo
El amargo sabor del "me han pillado"
ResponderEliminarLa cara de culpabilidad que delataç
Un marido que, probablemente, esconde en su vacuidad un finiquito con indemnizacion de 45 dias en su matrimonio
Real como la vida misma pero sin bragas y en privado
Un abrazo
Es que ... no puedo decir nada mas...solo me quede sentada mirando la pantalla de este ordenador que aveces como hoy me da sorpresas increibles y llenas de sensaciones...No se si hoy conseguire dormir con la imaginacion que se desborda por las sabanas y mi mente saldra corriendo...Brutal.
ResponderEliminarsaludos
este relato eriza la piel de esta gata...
ResponderEliminarmaravillosa descripcion y la musica...
exquisita.
gracias por tus pequeños paseos por mi mundo irreverente.
bess
Te beso...!
ResponderEliminarGracias por tu comentario.
Un abrazo enorme!
¡La leche!
ResponderEliminarMe has mantenido enganchada desde la primera línea.
Yo, por mi parte y a partir de ahora iré mirando cuidadosamente todos y cada uno de los lavabos públicos... Por si acaco.
Mario, como siempre, genial.
Un beso.
¡¡Muy buen texto!!
ResponderEliminarMe ha gustado tu texto y ese final que deja una puerta abierta a... ¿Qué?
Para seguir pensando. Felicitaciones.
mariarosa
MARIO.....GRACIAS....HARÉ LO MISMO CONTIGO, LEER LO ANTIGUO.....A MI TB ME GUSTA COMO ESCRIBES , GUIAS LA ESCENA Y DESCRIBES.....UN BESO SINCERO....
ResponderEliminarY ahora que te digo?, si ya dijiste lo mejor.
ResponderEliminarSi me enredo en tus palabras y hago que no quiero decir las mías, porque nunca alcanzarán las tuyas...
Porque son la expresión de un alma que camina solo con la belleza.
Un abrazo de palabras.
Pd. Fito Páez demostró que los argentinos pueden ser lo que quieran, nos guste o no, pero la sensibilidad por el arte, las letras y la música la superan de forma especial...
Hoy tengo una resaca mental extraordinaria, entre lo espesa y cinco horas disparando mi Nikon rodeada de 27 argentinos "sensillitos" con acento del puritito Rosario, ya no doy más.
Otro abrazo, Mario
Gracias, pues tengo que leer Factotum, te haré caso!
ResponderEliminarTe sigo, un beso
yo creo que el marido no la acosó mucho con el tema de la cartera pues tenía la cabeza puesta en la mancha de flujo y semen que la vecina del quinto acababa de verter en el sofá conyugal! He dicho sofá? pues ala voy a a mi sofá que creo que me está llamando....
ResponderEliminarpd: http://www.mundoculturalhispano.com/spip.php?article1535
Sólo para que llegues a 69 comentarios: deliXiosa historia. Parece tan real...lástima ese final.
ResponderEliminarNamasté
Hola,
ResponderEliminarMuy bien hilada la historia, desde la excitación previa al encuentro hasta el amargo final.
Saludos,
Don Mario: Un maestro del relato erótico. Mis felicitaciones. Ha demostrado que no hay plan perfecto cuando las pasiones nos seducen y controlan.
ResponderEliminarSiempre hay un detalle, una fracción de segundo, un olvido.
Un abrazo
Hacia mucho que no te leía y he encontrado este....alguien ahí arriba decía que a todos vivimos una vida "normal" y otra que nos gustaría .
ResponderEliminarQuiero una madriguera, claramente.
Me encanta leerte...
Relat magistral que rima amb "real".
ResponderEliminarRelat excel·lent que rima amb "calent".
En realitat és molta rima interna la que hi ha en el relat.
;-)