Matías:
No sé cómo se escribe una carta. Creo no recordarlo. La última vez que vomité sobre un papel todos mis sentimientos tú estabas aquí, en cuerpo y alma. Y la mía, junto a mi corazón, te acompañaba en ese periplo. En las galas estaba contigo. En las actuaciones. En las noches de hotel a solas. Sólo mi cuerpo seguía en la ciudad que te vio nacer. En Granada te esperé y en Granada siguen morando mis sueños.
Ha pasado mucho tiempo. Y dudo que ni el tiempo ni el espacio se alineen conmigo. Tengo miedo de que se alcen en armas contra mí y no me ayuden con esta misiva. Ojalá, cuando llegues a mi beso intemporal de despedida, hayas entendido los porqués.
Después de esta carta llegarán otras. Espero que las tuyas se crucen en el camino con las mías. Quiero retomar el verbo. Quiero hablarte, contestar a tus preguntas sobre las dudas que se formulen dentro de ti una vez conozcas mi historia, mi no existencia durante todos estos años alejada de la luz, del sonido, de la vida.
Cuando nos despedimos en el aeropuerto tenía la certeza primero y la esperanza transcurrido un tiempo, de volver a tenernos. Me costó un mundo hacerme a la ciudad sin ti. Enfrentarme a las aceras, a los escaparates, a las tiendas y los rincones donde los músicos callejeros me ofrecían canciones que no sonaban como tus acordes. Me costó enfrentarme a mi noche, esa primera noche y todas las que esperaban asidas a mi futuro, negro como los besos del miedo. A día de hoy me invade el temor, cuando muere el sol, de no saber dormirme si no estás aquí.
Días después de tu partida seguí frecuentando nuestros rincones nazaríes. Buscaba tu recoveco en los sitios testigos de nuestra historia. Pasaba por delante de tu piso y me quedaba mirando las ventanas muertas. Me sentaba en el bar de enfrente y oteaba, montaba guardia como si de un momento a otro fueras a hacer acto de presencia. Te veía entrar. Te escuchaba pedir el café. Moría la tarde y con ella mis sueños volvían a sus noches.
Algún sábado por la mañana me sentaba en aquel bar de la plaza de la Romanilla. Tomaba el té a que sabían mis labios. A veces, incluso, pedía un café que tardaba años en degustar para saborear los tuyos. Se enfriaba en la taza y veía mis ojos sin brillo fondeados en la superficie. Y ahí, sentada, te escribí durante algunos meses.
No te negaré que algunos días tras echarte de menos, tras llorar tu ausencia, tras escribir tu nombre en el sobre que contenía mis besos escritos, también te odiaba. No sé si era odio. O si sería rabia. O la mezcla de todos los sinsabores que anidaban, como sueños funestos, en la ausencia de la persona amada. No podía dejar de pensar una y otra vez, que habías preferido el país a la persona. Que en tus cartas sólo relucía la palabra “Japón” en detrimento de las otras que tu corazón exponía y tu cabeza censuraba. Lo sabía o no lo sabía. Ahora sólo son conjeturas. Es el tiempo quien me dicta, por momentos esta carta. Agradezco que sea el olvido quien venga a hurtar algunas secuencias, cuando me encuentra con la guardia baja.
Aún así siempre perdonaba tu ausencia buscando tu recuerdo, robándole horas a la noche, esquivando mis pesadillas y abrazando los momentos compartidos. Me bastaba, o eso creía yo, con inventar mis sueños antes de dejarme vencer por el cansancio.
Esos tres meses que pasamos desacostumbrándonos no funcionaron. Cada día transcurrido intentaba conciliar pasado y presente. Una lucha titánica que no me eximía de la necesidad física, sensorial y onírica de quién necesita una mano amiga, un sexo amigo, un cuerpo protector.
Pero quieres saber, necesitas un porqué de esta carta y un porqué para los motivos que me llevaron a cavar en el silencio y enterrar nuestra comunicación.
Te quería, Matías.
Jamás olvidé el sabor de tu música, el sonido de tu sexo, el calor y la hondura de tus besos quemantes. Querer y necesitar se conjugaban igual cuando te buscaba al final de mis clases.
Te quería, Matías. Llegué a mi piso, en la residencia de estudiantes a las nueve de la noche. Deambulé esa tarde con mi vieja libreta y mi pluma. Quería anotaciones para la carta que acababa de gestarse en mi cabeza. Al llegar a mi habitación lo que más deseaba era encontrarme contigo al final de los puntos y seguidos. Levantar la cabeza y pensarte. Levantarme para acariciar la guitarra que me dejaste como recuerdo.
Te quería, Matías. Cuando entré en esa habitación que acabo de describir. En la misma en la que habíamos yacido juntos. En ese cuarto de sexo en carne viva tus besos aún volaban alrededor de la lámpara como luciérnagas enloquecidas de felicidad nocturna.
Te quería, Matías. Cuando la voz de mi padre se levantó como un velo negro. Se alzó como un grito mudo. Cayó como un telón, privándonos de una obra maestra. La voz de mi padre, mi padre justo, honrado, leal y fiel a sus costumbres niponas atronó junto a la ventana.
Al sexto mes abandoné Granada. Las cartas viajaron conmigo. Las palabras que nunca te mandé. Las cosas que nunca te dije se convirtieron en preñados nubarrones que azotaron mi cuerpo como tormentas de melancolía.
Y al llegar a Japón, mi país, paraíso de tus acordes, se convirtió en mi presidio.
Mi padre, hombre sin grandes recursos económicos, trabajaba en el mercado central de Tokio, templo de peregrinación para el turismo emergente. El mundo acababa de condonar la deuda ideológica permitiendo a mi país salir del aislamiento. Ese ostracismo con el que se le había castigado por su posicionamiento con Hitler. Perdonados, los mercados, los templos, las casas de los emperadores, se abrían y ofrecían.
Se encargaba de negociar directamente con los pescadores. Iba hasta sus lonjas y pujaba, ganando siempre, por el mejor género para el mejor mercado. No escatimaba esfuerzos. No tenía un horario fijo. Sí establecido, pero nunca obedecido.
Acabé mis estudios en la escuela superior de Tokio. Algunos compañeros, por aquel entonces, estaban enamorados de tu país. Unos apostaron por Francia, otros se fueron hasta las mejores universidades de Inglaterra. Mi mejor amiga se fue a la universidad de Coimbra, en Portugal. Y yo me empeñé en acompañarla aunque en casa no teníamos dinero suficiente para semejante empresa estudiantil.
Desconocía que quien trabaja en el mercado central de Tokio trabaja para los clanes mafiosos. Esos clanes que surgieron como nidos de ratas con el único objetivo de controlarlo todo: productos y personas.
Mi padre cayó en una de esas redes. Solicitó un préstamo para que su hija, su primogénita, pudiera estudiar fuera. Y esa es la beca que conociste. Solicitó dinero también para otras causas que no han sido reveladas. Antes lo intentaron por todos los medios. Pero no hubo manera. Mis padres arrojaron la toalla, quemaron las naves. Mis padres. Pero en secreto, oculto a las sombras de la vergüenza, mi padre pidió una cantidad de dinero al dueño del mercado donde realizaba sus funciones.
Pasaron los años. Mi madre murió, creo que lo sabes. Y mi padre no pudo, por razones que ahora no quiero exponer, pagar la cantidad acordada. Al principio era algo nimio, casi nada. Pero poco a poco los intereses por la demora lo engulleron.
Mi hermano intentó interceder. Habló con el director del mercado. El director del mercado no quiso atenderlo ni entender los motivos por los que mi padre, sumido en una crisis profunda, exiliado en el alcohol y los bajos fondos, no podía hacer frente a la cantidad adeudada.
Yo me convertí en la moneda que sufragaría deuda e intereses.
Un día se personaron en nuestro hogar. Dijeron que el señor Zauko quería un secuaz y una geisha. Quería a mi hermano sirviéndole el saque en el que desemboca cada comida. Quería que también fuera recaudador de sus préstamos. Quería que yo, hija de Japón que aún no había cumplido los veinticinco, le hiciera las veces de asistenta personal y Geisha para sus socios y clientes. El contrato era hasta que el dueño del futuro de mi progenitor, falleciera.
Si me negaba, moriría en el mismo momento, el mismo lugar, en manos del mismo verdugo que mi hermano y mi padre.
Nunca tuve relaciones sexuales. No me estaba permitido y celebraba esa prohibición. Mis cometidos eran única y exclusivamente prender el incienso en que aromatizaba las estancias, encender los cigarros de los caballeros de negocios, invitados de mi señor y servir de mera compañía, de adorno respirante y de sonrisa eterna. Un adorno de vestido tradicional, un adorno obligado a mentirse, un adorno que no supo huir, que aceptó para que su padre y su hermano no murieran en manos del señor Zauko.
Acepté.
Acaté.
Silencié.
Y sólo hablaba tu idioma por las noches, adentrándome en ese mundo irreal de los sueños. Entonces volvía a Granada. A las palabras tantas veces pronunciadas. Imaginaba tu rostro, escuchaba tu acento, notaba tus manos. Me estremecía al recordar tu música. Al rememorar las clases compartidas. Y cuando estaba a punto de entornar los ojos te veía en el aeropuerto. Tu espalda, tu pelo, tus pasos que te conducían hasta la escalerilla del avión.
Así cada noche, todas las noches durante todos los días que he estado cautiva.
Nunca recibí la visita de mi padre. Nunca intercambié palabras con mi hermano. Sólo algún gesto, alguna sonrisa, todos los silencios que caben en un cuerpo.
Mi progenitor también murió. No asistí a los cortejos fúnebres. No se permitieron conmigo, en todos estos años, ninguna licencia en lo que atañe a los sentimientos.
Cuando termine de escribirte iremos a recuperar lo que queda de él. A perdonarle, quizás.
Anoche me desperté asustada. La madrugada se filtraba por las rendijas de mi habitación. La luna descansaba sobre el tatami junto a mi viejo cuerpo. No escuché la respiración de las alumnas, esas niñas aprendices de geisha que descansaban en la habitación contigua. Mis ojos escrutaban la oscuridad. Mi corazón desbocado no entendía por qué mi boca silenciaba tu nombre. No podía recorrer el camino que conducía a tu recuerdo.
El silencio era silencio.
Por la mañana, antes de impartir mis conocimientos a esas criaturas virginales, el hijo de mi señor me pidió que fuera a verle.
Al entrar en su despacho lo encontré de pie, junto a la ventana. Tokio amanecía al otro lado. El frío azul se adivinaba a través de los cristales. Su voz sonó, como otras tantas veces, inquebrantable:
- Mi padre falleció anoche- anunció con voz queda, lanzando su ojos al encuentro de los míos.
Mi silencio, mi sumisión habló por mí. Sólo incliné la cabeza y esbocé un lacónico “lo siento”.
Siguió hablándome, sin apartar la mirada. Quería ver las huellas de las emociones en mi rostro:
- Dejó escritas muchas indicaciones, hace mucho tiempo. Y ahora debo cumplir sus primeros deseos póstumos.
Mi mente empezó a trabajar por mí. Me condujo, otra vez, al sol naciente. Ese del que me habían exiliado. Recordaba el olor del tránsito, el murmullo de las gentes en los parques, el arrullo de las palomas en la plaza Biba Rambla de nuestra Granada.
Su voz, otra vez, interrumpió mis divagaciones:
- Lo primero que dejó escrito era que se os concediera la plena libertad.
- Tu hermano ha sido informado. Dime qué necesitas para poder cumplir sus deseos -argumentó-
Miré su cara. Estudié su dolor. Y los sueños, las imágenes que habían huido durante mi noche anterior volvieron a manifestarse. Escuché tu voz. Observé tus manos acariciantes de cuerdas. Te vi yendo hacia la escalerilla del avión. Te vi otra vez. Te escuché otra vez. Te tenía, de nuevo, lo más cerca que se puede estar de la distancia.
Mi voz sonó implorante:
-Necesito algunos folios. Lápices. Déjeme escribir una carta –añadí-
Me permitió sentarme en la gran mesa de bambú, junto a la ventana citada por la que Tokio me llamaba.
Y tu nombre resucitó entre mis dedos:
- Matías:
Querido paisano, volveré mañana para leerte como te mereces. Me alegra verte por aquí de nuevo.
ResponderEliminarNos vemos.
Como otras veces fui y vine por ambos relatos buscando lo que busco siempre que te leo,
ResponderEliminarel alma que me roban tus palabras.
Si aquel relato se quedó en silencio y fue maravilloso justamente por eso,
este que habla, despierta nuevos sabores, nuevas promesas…
y nubes de una emoción profunda de esas que sólo el amor prodiga y sólo los amantes comprenden.
Y yo me quedo entre el aquí y allá
acunada en tus letras y en las tiernas imágenes de los paisajes externos,
de los ambientes íntimos.
Casi temerosa de respirar muy fuerte, por no quebrar el hechizo.
Me quedo con el alma llena del delicado tejido de tus letras,
y la emoción al borde del desborde de la delicada trama de tu historia.
GRACIAS POR ESCRIBIR…TE
Esto no es un cuento es una novela, una bella historia de amor imposible, son las mejores.
ResponderEliminarEspero la parte III en ascuas.
Besos,
Anabel, la Cuentista
Ay... cuànta nostalgia y qué vacío, cuando el amor nos falta.
ResponderEliminarBuen texto, Mario.
Confieso que soy adicta aún a las cartas con remitente, todavía escojo el papel y cambio la tinta a mi pluma.
ResponderEliminarMario nos relatas una bella historia de amor, de sufrimientos, de nostalgias y de posibles. Leerte de la forma tan fluida como lo hago me hace pensar si ya lo hice alguna vez, en alguno de los libros que tengo siempre como grandes en mi mesa de lecturas.
Te haces esperar pero amigo cuanta satisfacción dejas cuando reapareces con tus magnificas letras
Mil Besos siempre ...
Y lo leí como es debido y te mereces. Te diría muchas cosas, aún a riesgo de extenderme más que la carta que nos has regalado; pero te resumiré:
ResponderEliminarEs una entrada magnífica, con un texto impecable. Pero, además, se disfruta ávidamente por la fuerza del contenido y la elegante sensibilidad que contiene cada frase, que en ningún momento resulta ñoña ni apastelada. Un ejercidio impecable; enhorabuena.
Me encantó recodar algunos rincones de Granada; me fascinó la dulzura con que ella explica los motivos de su ausencia; me sedujo su manera de explicar su obligada sumisión... Pero sobre todo esa forma de querer.
Te quería, Matías, por eso te escribió esta maravillosa carta.
Me quedó con una frase, por elegir una: Y dudo que ni el tiempo ni el espacio se alineen conmigo. Tengo miedo de que se alcen en armas contra mí y no me ayuden con esta misiva.
Un verdadero placer venir por aquí.
Vaya...
ResponderEliminarYa te están pidiendo por ahí una tercera parte. Si alguien te pidió hace tiempo que salieras del armario, yo te pido humildemente que salgas de esos bucles literarios y cambies el tercio.
Tú ya sabes, y todos sabemos, que la cafeina tomada en exceso MA TA
¿Tu no tenías que estar aqui a las once? Ya llegas tarde.
ResponderEliminarNo veas con el matias y la otra, yo te pido un encuentro entre ellos aunque estén más pasados que las pasas que le pone Ana al yogur. Puede ser interesante otra parte o mas partes.
Escribas desde dentro del armario o desde fuera jajajaj, o te bucles el pelo o la letra, ainnnn.
A los dos nos mola mucho tu lado geisss. Bueno a Ana no sé, te lo dirá "en vivo y en directo"
¡espabila pa venir y pa escribirnos más cosillas¡
Kasumi nos desveló el secreto. Mi corazón ha palpitado bajo la piel de Matías.
ResponderEliminarGrande.
Saludos!!
jooo... cómo está el patio..
ResponderEliminartú, Mario, levanta el ánimo, que ya sabes que te queremos..
A veces merece la pena esperar
ResponderEliminarEsta es una de ellas.
Cuando casi el olvido apresa tus letras, salta el aviso. "Ha vuelto"
Con el mayor de los respetos hacia un buen texto pergreñado, macerado, reposado y convertido en un buen "reserva", vuelvo a decir, no gusta, pero a veces merece la pena esperar.
Mi enhorabuena Mario
Un abrazo
uauhh... me he quedado con ganas de más.
ResponderEliminarEsta entrada está llena de melancolía, escribes genial, haces que un texto de tal longitud no se haga pesado en absoluto, sino fácil de leer y asombrosamente lleno de sensibilidad.
¡Un beso!
Me llenaste de emoción, de lágrimas, de lugares comunes...
ResponderEliminarTe felicito, inmejorable entrada... Extrañaba tu pluma...
Un abrazo.
Siempre me parecen conmovedoras las historias así. No sé bien si es porque yo, alguna vez no hace mucho, también quise a alguien con todas mis fuerzas desde la distancia.
ResponderEliminarY entiendo esa dedicación a Matías (qué bonito nombre, además).
En fin.
Maravillosa historia, darling. Siempre es un deleite leerte.
Te dejo un montón de besos desde México.
¡Muá!
Me cambio a wordpress. Si te apetece y gustas te enviaré la nueva dirección por mail. Puedes contestarme en palabra en cierne.
ResponderEliminarBesos.
Hola Mario!
ResponderEliminarno veas q ganitas tengo del concierto de rafa en Madrid
y con dani flaco, ¿que decirte? te creo, seguro q estuvieron increibles los dos (pq vaya dos!! ¿viste el video en el q promocionaban el concierto? jajaj son la leche!!) cotillearé por ahí a ver si has subido algún video chulo del concierto ;) jeje
ahh y lo de Girona...lo vi en la web de rafa...¡¡que bien!!
por cierto, como siempre, sigue siendo un placer leer tus nuevas entradas ;)
un abrazo!
Buenas Mario,
ResponderEliminarHablas mucho de Granada ( una de las mejores ciudades de España , que conozco y me parece encantadora) pero dices ser de Girona ( que conozco y que es mas melancolica pero tambien encantadora.. faltan tapas).
Hace tiempo que leo en blogs como muchos jugamos con las palabras. Y desde hace unos meses estaba algo desanimada porque al igual que descubrir un buen escritor, encontrar una persona "anonima" con el suficiente encanto para leer, me parecia ya, dificil de encontrar. Guardas en tus escritos una tristeza deliciosa que expresa una emoción interna delicada y cubierta de buenas sensaciones. A veces creemos que todos sentimos eso y que podemos exteriorizarlo para asi compartir la serenidad del sentimiento con alguien mas, que no seamos nosotros mismos. Hablo por los dos, a mi también me sucede. O me sucedia. Ahora no hablo de mi misma.
Matias, Matias, Matias... los nombres son importantes si quien lo escribe hace que amemos a su nombre.
Me ha gustado la historia. Me ha pellizcado el corazón aunque sé que puede desmigarse mas la sensación que esconde en nuevas entradas.
Yo. Me quedo con esta frase:
"Una lucha titánica que no me eximía de la necesidad física, sensorial y onírica de quién necesita una mano amiga, un sexo amigo, un cuerpo protector."
Pues en ella creo que defines a Matias y a esa sensación que te sociabiliza.
Un beso desde Girona.
No sé si felicitarte o mandarte al carajo, mira que es triste la historia, con esa melancolía interracial, ese amor partio, esa añoranza transoceánica, me has dejado para el arrastre, ¡ya te vale! Dónde está la esperanza, el odio, la venganza, los yakuza, dónde están los veinte euros que perdí ayer. No sé, tendrás que pagar tú el café. ;)
ResponderEliminarEnhorabuena, un texto delicioso.
ResponderEliminarEspero que no nos hagas esperar tanto para el próximo.
Me sumo a la iniciativa de quedarse con frases y me pido: "Me costó un mundo hacerme a la ciudad sin ti".
Intuyo que no debe ser fácil para un hombre escribir vistiéndose de la piel de una mujer,
ResponderEliminarmenos aún de una gheisa.
Enhorabuena,tu relato rebosa sensibilidad, ternura y música.
¡¡He pasado como una ráfaga de viento... pero lucho por quedarme!!
ResponderEliminarVolveré y convertiré la suave y romántica sensación de tu historia, leída a renglón condensado, en buena lectura, para darle la justicia del tiempo y la permanencia debida en mis pupilas.
¡Un saludo, con vuelta!
A mi me gusta como escribes. Gracias por ello.
ResponderEliminarEn cuanto a lo que me dices, le pasa a todos los Marios conmigo es curioso Ma-rio, me gusta...mucho tu nombre, antes me gustaba más, algún día te contaré una historia sólo si me dejas que te llame por tu nombre...mientras
Hasta pronto
Voy de estreno, anoche imprimí tu carta y la saborée en mi soledad. Un texto tan rico y extenso necesita, en mi caso, de la concentración y relax que no me da la pantallita (por eso llevo varios días retrasando esta lectura).
ResponderEliminarEn verdad que disfruté y degusté una histora que para mí son tres :
-La del amor vivido en Granada, con la magia y el encanto de la ciudad, el embrujo de sus rincones, el recuerdo del pasado que se revive en los lugares comunes, la angustia de
la espera y la incertidumbre, la despedida en la escalera del avión que nos deja en ascuas, la guitarra...Todo ello envuelto en una atmósfera ténue y suave que me ha ido envolviendo envolviendo y acariciando
-La de la mafia japonesa en la que se ve envuelta una familia que quiere que su inteligente hija viaje a Europa para formarse, cultivarse y completar sus conocimientos. La mafia destruye al padre que en un acto de amor sublime , y a sabiendas de donde iba, se inmola por su hija que en justa compensación , debe inmolarse también. Curiosos círculo vicioso de amores y deudas morales.
-La del mundo de las geishas (admirablemente tratado en nuestro blog por J. Sabadell hace unas semanas), en el que la protagonista asume su rol de comtempladora, cuidadora, sumisa y selecta.
Todo ello , perfectamente encadenado y siempre "soto voce" el amor por Matias y la carta que se está escribiendo. Dicha carta, hilo conductor es el comienzo del relato, y también el final , cuando se nos describe la petición urgente que hace la protagonista en el momento de ser liberada, cerrando así con un broche que encaja perfectamente con el del inicio.
(No sé si la longitud de mi comentario es excesiva, así ha salido hoy).
Enhorabuena.
Expresas muy, muy bien ese sentimiento de tristeza, nostálgia, pesadumbre... y ahora recuerdo algo que me dices mucho; que estoy rota. Y yo me pregunto, Mario, alguien que es capaz de transmitir algo así ¿cuántas veces necesitó del zurzido?
ResponderEliminarNo me lo digas porque yo estoy muy bien por aquí leyendo. Te diría, madredediosydetodossantosjaponeses, pero también sería algo que dirías tú. Gracias por este rato ;)
Hay alguna por aqui presente que sabe que los textos largos en los blogs, me superan, pero dejame decirte que mientras saboreaba mi té, leí cada párrafo intentando quedarme con alguna que otra frase.... vaya.....hay tantas!!!
ResponderEliminaren cuánto a la historia, siempre he creído que los que hemos sufrido desamores y adioses, entendemos de ciertos milagros y emociones.
Ha sido un placer encontrarte otra vez.
Mario, ¿puedes imaginar el orgullo que me supone saber que el dueño de estas sublimes palabras pasa, lee y mira mi blog?
ResponderEliminarSe hace corta una historia asi, me ha transportado a otro mundo y quizás porque hoy estoy especialmente sensible... arrancó algunas tímidas lágrimas.
No puedo más que admirarte.
Un cálido abrazo desde nuestra Granada.
Adoro la continuación de la historia. Una vez más te has superado.
ResponderEliminarMuchas gracias por tu comentario, y por las palabras que me regalas. Leyendo tu historia, me he inspirado y he escrito algo, que espero que leas :)
Un abrazo!
Como ya te he manifestado antes, me encanta la música con que nos recibís en tu sitio. Me gusta todo lo que has elegido... se ve que en gustos musicales las coincidencias son muchas :)
ResponderEliminarBellísima esta continuación de la historia, tan llena de poesía y de esperanza. Justo cuando acabo de publicar sobre amores imposibles en mi blog, leo esta historia que es un canto a las posibilidades y las sorpresas de la vida.
"Puede que todo siga igual/también puede que no sea así...", como tan bien lo canta el querido Ismael, no?
Gracias por esta historia de amores posibles.
Un beso.
Gracias por el comentario que dejaste en mi blog Mario :=)
ResponderEliminar"Acepté.
Acaté.
Silencié"
Un gran saludo !!!
Mariooooooo
ResponderEliminarQue alegría verte!!!!!jaja
Tengo que confesarte que es el único blog que leo con entradas largas.
Ya sé por qué. Me encantan las historias de amor.
estaba esperando saber que decía esa carta.
Me encantó.
Creo que algún día se hará una película con tu historia...
Es hermosa. Atrapante desde el primer momento.
Te sigo.
"Te veo" ...como dice Neytiri la na'vi.
Besitos
Hola Mario! coincido contigo (como ya empieza a ser habitual jaja ;) un discazo el de Albert!!
ResponderEliminaryo la verdad lo escuché porque con un padrino como Rafa Pons, ¡claro! había que prestarle atención al tal albert jeje :D asi q me compré el disco y lo que tú dices, una maravilla!
Por cierto, ayer salió en el concierto de Rafa, Andrés Suárez y cantó una canción, "la vi bailar flamenco", q me encantó!! :D
y si aceptas una recomendación: el disco de Joan Berenguer está genial, llevo desde ayer por la noche (q me lo compré, pq definitivamente tengo una enfermedad "compradora-compulsiva-de-música" jejej)escuchándolo una y otra vez sin parar y en cada nueva escucha encuentro un detalle nuevo, me está sorprendiendo muy gratamente :D
Un besazo y como tu bien dices...seguimos por aquí :D
Gracias por tus palabras. Vuelvo a visitarte paseando por el Paseo de tus Tristes, a orillas del río Darro. Los gatos juegan al atardecer, mientras, sobre la Alhambra, planean los vencejos. Sentado en un banco, un gitano borracho tararea una canción cualquiera, para alegría de los turistas que suben hacia el Sacromonte. Matías lo fue todo para ella. Esa carta lo dice casi todo. Maravillosa
ResponderEliminarQue buen relato amigo.
ResponderEliminarme ha gustado mucho.
primera vez que leo una entrada larga de un blog y no me aburro....
Saludos
Me gusta el ambiente literario que se respira aquí. Me han llamado la atención tus recomendaciones literarias junto a una buena taza de café, la ceremonia de la lectura, el momento en el que te haces complice del libro, cada uno tenemos el nuestro verdad?
ResponderEliminarMe gusta el relato y te mando mi enhorabuena... con permiso te enlazo en mi blog, así no me pierdo las siguientes.
SaLuDoS MiL
Imposible que la superes... TE RETO! excelente historia... me abrio los sentidos...
ResponderEliminarPaz y muchos muchos besos....
He vuelto a leerlo otra vez, q bien sabe ;))
ResponderEliminarSaludos amigo!! ;))
Mario
ResponderEliminarQuizas no seas de los que recogen premios, pero en cualquier caso tienes un detalle en mi Zona Oscura
Un abrazo
Llego a tu blog desde La Zona Oscura, no cabe duda que Chinaski tiene buen gusto a la hora de otorgar menciones a blogs literarios.
ResponderEliminarFelicidades por el tuyo
Un saludo
Llego de La Zona Oscura, he visto que me dices que te ha gustado mi blog...y que vas a seguirme, es un honor. Como dice otro comentario, esto no es un relato, es una novela...preciosa
ResponderEliminarvolveré y me tomaré mi tiempo para leerte
Un saludo
Me gustaría dejarte un comentario a la altura del texto, pero me veo incapaz.
ResponderEliminarComo otras muchas veces cuando un texto me gusta, lo leo en voz alta. Es una forma de empatizarme con el autor y sus sentimientos, imagino.
Me he quedado de piedra con lo de ''tú no eres importante (,) para mi''. Sigo a Millás desde hace tiempo y esa es una de mis frases favoritas.
Por el juego de la coma..me hizo gracia.
Gracias por seguirme, y yo te sigo también, por supuesto... un beso.
Un parrafo me ha recordado mi pasado más reciente: y cuando nos despedimos en el aeropuerto, tenía la certeza que nunca más te volvería a tener.... :(
ResponderEliminarPara escribir una carta así es necesaria una vida.
ResponderEliminarO tener vida.
Cuando vi que agradecías a Joaquín Sabina y a Juan José Millás, no pude por menos que dedicar un rato. Leí la primera parte por la mañana y la segunda por la tarde.
ResponderEliminarUn auténtico placer. Me encantan las historias tristes y sentir la melancolía.
Saludos,
Dios¡¡¡¡ estoy fatal, juraría que te había posteado, y hoy revisando tu blog veo qeu no¡¡
ResponderEliminaren fin lo siento jajaja.
Lo que mas me ha gustado es la sensación de soledad, lo bien que lo describes, cuando pasea por las calles, o toma ese té. Pufff Me ha parecido que lo sabes muy bien o lo has vivido.
Me ha gustado mucho.
un abrazo.
qué maravilla de relato! me ha encantado. El recorrido penitente de saberse solo es terrible..... la ausencia de libertad para poder amar también lo es. Dicen que, a veces, no hay nada más triste que un recuerdo feliz.
ResponderEliminarFelicidades.
besos
Hola, Mariuchi!!!
ResponderEliminarJo, me ha encantado, este Yasunari Kawabata español que estás hecho... tienes un don y me encantaría que de una vez ya cogieras el toro por los cuernos y te decidieras a hacerlo en serio.
A ver si quedamos pronto para un café, que Laura te echa de menos.
Ciao, guapo!!!
Ya te han dicho mucho. Así que solo seguiré tus pasos para ver si este relato fué casualidad o fruto de un espíritu refinado y tierno. Me ha gustado. Saludos.
ResponderEliminarle robé horas al sofá, a mi mujer, a mis niñas, a mis dibujos, al porno, a la guitarra... y a tó vamos!!
ResponderEliminara mi esto de los amores y sin sabores, este rollo Los Puentes de Madison (que es la única peli de Clint Eastwood que le mola a las tias), este rollo Corin Tellado tuyo no me va mucho. Pero que le vamos a hacer si la musa se te ha aparecido así....
El capítulo I en cambio, me gustó más. Supongo que era por la pena del machote Matías.
Pero como siempre, frases chulísimas. Yo me quedo con la de "tus besos aún volaban alrededor de la lámpara como luciérnagas enloquecidas de felicidad nocturna."
Será Granada? será Japón?
ResponderEliminarQuien inspira las letras, las palabras tan bien escritas, los sentimientos...
será el dolor? la melancolía?...
será el amor?
Felicidades bajo la lluvia de Granada!!!
pero tú pareces no tenerla, y me duele
ResponderEliminarDios, Mario, acabo de leer tu comentario en mi blog y vengo y veo DE NUEVO que alguien usurpa mi nick. Que no empiece esto de nuevo. Pero veo que lo han hecho ya en otros blogs amigos
ResponderEliminarYo no he escrito ese último comentario.
ese concierto de Rafa Pons bien merece un relato: el conciertazo, Rafa, Bud Spencer, la loca del principio que se hizo la loca, el frío, el SGAE, el tercero, la sala, vamos todo!!!!!
ResponderEliminarHermoso.
ResponderEliminarGracias.
cuanta dulzura, cuanta pena y cuanta esperanza...me encantó; todo cambia un día, aleatoriamente, para bien, para mal y en esa restrospectiva ...que es el bien, que es el mal?
ResponderEliminargracias, beso
Esta noche he vuelto a leer esta carta. Confieso que se me ha erizado la piel
ResponderEliminar.../...
Te quería Matías
.../...
¿Cuantas manos han escrito palabras asi?
¿Cuantas veces hay que renunciar a lo que se desea y se quiere?
¿Cuantas veces el recuerdo reaviva el amor?
¿Cuantas veces la valentía vence a las circunstancias para dejar atrás la melancolía y volver a sonrerir?
Las cartas viajaron conmigo. Las palabras que nunca te mandé. Las cosas que nunca te dije se convirtieron en preñados nubarrones que azotaron mi cuerpo como tormentas de melancolía.
Este parrafo duele, no sabes cuanto.
Un saludo Mario.
Estupendo relato. Tan largo como corto se hace.
ResponderEliminarTe leo más.
Un saludo.
PD: Te había leído ya antes alguna vez pero no me había parado a comentar. Esta vez, tengo que hacerlo.
He vuelto con la intención de seguir leyéndote ... ¿dónde andas? Esta historia la leí ya, aunque he vuelto a releerla de nuevo. Me gustaría una nueva. Entiendo por qué te leen tantos, escribes bien. A mi no me leen porque lo hago peor. !Qué se le va a hacer! Saludos y gracias por tus comentarios.
ResponderEliminarSin ganas de vomitar mis tristezas...
ResponderEliminarSe ha borrado todo mi comentario...joooo
ResponderEliminarTe reservo una hamaca.
Quiero que escribas un nuevo post.
Un mes sin escribir es un siglo.
Please
Jeanne
¡Ya estoy leyendo a Benjamín Prado! En tu honor.
ResponderEliminarNo sabes lo bonito que siente esta servidora al leer tus comentarios. Siempre tan atinados e interesantes. Por gente como tú es que cada vez me alegra más tener el Blog.
Esperaré con ansias leer algo tuyo pronto. Te dejo muchos muchos besos, y mis mejores vibras.
Muá.
Viene a visitarte tras leer un comentario que hiciste… fue fugaz mi estadía en tu blog…ahora vine a entre tus letras deambular disfrutando de los sentimientos que provocas con las cartas viajeras …mar de melancolía a bordo de un Origami…el sendero vas iluminando logrando trasmitir las olas de la vida que azota a los protagonistas ….nos clavan en el corazón su desaliento …sus horas inciertas …buscando manos… labios …miradas… gestos …como se rompe contra un muro las esperanzas …sentí su cautiverio …y me quedo con la frase “Y tu nombre resucitó entre mis dedos:
ResponderEliminar- Matías”…besos un placer venir a leerte
Ya estoy de vuelta! Para cuándo algo tuyo? Un abrazo!
ResponderEliminarsiempre perdonaba tu ausencia buscando tu recuerdo, robándole horas a la noche , abrazando los momentos compartidos …
ResponderEliminarHay muchas frases que me llegan a la piel y más adentro... he elegido esta, define mucho el sentir de una mujer... nuestra cabeza bulle siempre volviendo una y otra vez al lugar donde él nos llevó a un mundo entre los cuentos de princesas y el Decamerón o el Libro del buen amor...
Me sorprende que un hombre sepa eso, porque normalmente se quedan siendo el principe de beckelar o siendo solo hombre carnal... la fusión de ambos es difícil de conjugar... o si existe, como es tu caso, que lo sepa transmitir a la mujer que le ama... dichosa la que lo experimente; no hay placer mayor para el cuerpo y la mente extasis de amor entre unas sabanas sucias y mojadas.
Es un relato tristemente bello... me gustó.
Tu tristemente bello relato cumple hoy un mes y dos semanas.
ResponderEliminarPara se exactos.
Matías te dejó seco, o puede que te pusiera los cuernos con alguna de tus musas.
Recién leo esta carta... justo hoy, en el Día de la Mujer... me hizo estremecer...
ResponderEliminarMaravilloso relato....
Espero que estés bien y sigas escribiendo tan maravillosamente...!!
Un beso grande
Te devuelvo la visita, y encantado! Muy bonito lo que encontré. Volveré con más tiempo para continuar leyendo.
ResponderEliminarSaludos.
HOLA SOY NATI Y HA SIDO UN PLACER LEERTE, YO ME QUEDO ENTRE TUS SEGIDORAS, PARA ENTRAR DE VEZ EN CUANDO Y LEER TU BLOG ES MUY INTERESANTE. TIENES MAGIA Y DUENDE A LA HORAA DE ESCRIBIR.
ResponderEliminarYO TE INVITO A QUE CONOZCAS MI BLOG SE LLAMA: LOS CUENTOS DE NATI. SI TE GUSTA ESTAS INVITADO A QUEDARTE.
HASTA PRONTO NATI.
Buen texto, Se lee del tirón. Me he acordado de Murakami, aunque puede que solo por alguna alusión oriental..
ResponderEliminarMario... no sé activar la cuenta ... y la hora de entradas en mi blog está desajustada...
ResponderEliminarNo te cansas de que te de tanto la lata?
Un montoncito de besos..
Hermoso texto, que pone en evidencia las virtudes de su Hacedor. Son muchas.
ResponderEliminarEs un maravilloso relato, con un estilo impecable y un ritmo sublime. Con tu permiso voy a guardarlo en un notepad para releerlo en unos días. En los textos buenos, se suelen descubrir nuevas cosas (o ver las viejas con ojos distintos). Éste es uno de esos.
Un abrazo con admiración,
Kutxi.
tio escribe algo y pronto porque parece que estás más seco que el chorro de agua de la fuente de Sant Daniel en verano!!!! algo chorreoso ni que sea....
ResponderEliminarMe encanta la foto de la espalda de Kasumi pero no sabes las ganas que tengo de abrir tu blog y no verla...
ResponderEliminarMario
ResponderEliminarDesconozco las razones que te hacen guardar silencio.
Es tu blog y lo puedes gestionar como quieras, pero quizas, solo quizas, por consideracion hacia el monton de gente que te sigue y comenta, estaria bien que dijeses algo.
Aunque fuese algo asi como "Este blog se abandona por falta de tiempo para gestionarlo, ideas para escribir o ganas de seguir"
Me disculpo si te ha sentado mal lo escrito.
H. Chinaski
No sé como no me he pasado por aquí antes....!!
ResponderEliminarQue palabras tan bien hilvanadas, con elegancia, tanta, que te he leido largo y seguido. Ya sabes que no es normal por aquí.
Agradezco tu respuesta Mario
ResponderEliminarReconozco haber tenido un cierto temor a dejarte el comentario, por que bastante tengo con lo mio como para meterme en casa ajena.
Pero he preferido asumir el riesgo de que me dijeses con toda la razon del mundo que me metieses en mis cosas, y provocarte un poco.
Comprendo lo que dices por que yo lo vivo en cada texto
No me satisfacen, los reescribo y aunque no me gusten en su mayoria, los publico
¿Por que?
Por que me divierte hacerlo
No busco ser ningun Ruiz Zafon, solo intento pasarlo bien, y por ahora lo voy consiguiendo.
A mi tambien me gusta escribir, aunque no valga nada lo que escribo. Pero me ayuda a liberar fantasmas, a decir cosas que de otra forma no diria y necesito decirlas.
Tu, escribes francamente bien en la opinion de un profano como yo. Opinion que de sobras sabes que no es la unica. Ahi estan los comentarios.
Antes hacia como tu, practicamente me dedicaba solo a leer. Hasta que empece a escribir. Ahora leo mucho menos (por falta de tiempo) y escribo mas. Las dos cosas me producen grandes satisfacciones.
Te animo a que rompas la barrera que te has creado, que es tan virtual como este mundo en el que nos movemos, y calmes a las fieras que estamos hambrientas de algo tuyo.
Nadie va sobrado de tiempo y este acto de visitar blogs es totalmente voluntario y de placer. Piensa que cuando algunos de nosotros vamos detras de lo que escribes es por que merece la pena leerte.
Un abrazo y gracias
Carlos
En una cosa no estoy de acuerdo con chinaski en que él quiere ser tan bueno como Zafón. yo no le voy a quitar ese deseo.Pero que estoy segura, vamos segurísima que Mario escribe mucho mejor que ese Zafón, que bajo mi punto de vista es un producto comercial solamente...
ResponderEliminarYo no compro libros de la mesa de novedades pero sí leí el libro de ese hombre, y que ya ha salido con 20 portadas distintas,,, ya digo un producto comercial.. y nada que ver. así que por favor, que nadie se confunda...
La popularidad es una cosa y el ser un buen escritor otra.
y sus razones tendrá Mario para guardar silencio.Eso siempre hay que respetarlo.
ResponderEliminarHola de nuevo! cómo va todo? ... soy una mala "seguidora-de-blog" jejeje,q ni siquiera te pregunté que tal ese conciertazo de Rafa en Gerona??? pero ya me imagino Q GENIAL!!!! jeje, ahora le tenemos por las américas a ver si vuelve pronto q yo voy teniendo mono de concierto :D :D
ResponderEliminarun besazo y... yo no me voy a cansar de entrar a ver si has actualizado y soy una chica muy paciente...asi q... jejejeje :D :D
Dios.. nunca me había pasado por aquí.. y ahora que he mirado algunas cosillas.. creo que ya se que haré la próxima vez que tenga tiempo libre (ahora estoy llena de exámenes :( )
ResponderEliminarNo sabes lo orgullosa que me siento de que alguien como tú, me refiero, con tus letras mágicas.. se pase a leerme de vez en cuando.
Un beso enorme.
Lo que más me entristece de todo es la falta de comprensión de tus palabras...
ResponderEliminarAlgún día tu también tendras tu oportunidad.
Un abrazo, Cris.
El atrevimiento de la ignorancia.
ResponderEliminarLa supremacía de la banalidad.
La "oportuna" libertad de expresión.
Me refiero, amigo, al intento de eclipsar tus textos con ciertos comentarios.
Confío en que, algún día, nadie se atreverá a violar tus palabras.
Cris.
Quería saber si ya no escribes ... pero he visto que ya te hice la pregunta no hace mucho. Te echaba en falta. Saludos,
ResponderEliminarAsuma que todo, absolutamente todo (y eso es algo que le incluye), está escrito tan mal y tan bien que habrá que re-escribirlo seis mil veces más.
ResponderEliminarDiscúlpeme y después de ello...
¡Despiértese de una bendita vez!
Un saludo*
YOSOYINTERESANTEYNOSEQUEDEMONIOSHACESSSSSSSSSSSSSS SIN DEJARTE LA PIEL EN ESTE BLOG.
ResponderEliminarVUELVE
NO ME HAGAS GRITAR MAS ALTO
VUELVEEEEEEEEEEEEEEE
POR FI
Jeanne
( Estoy oyendo a Tontxu y sus números cardinales.....ufff que regalo....merci)
Hola,
ResponderEliminarSuena....Números cardinales....
Para empezar, enmiendo mi error:
ANDRES SUAREZ
AUTOR
DE
NUMEROS
CARDINALES
Dios, que tema, me gusta con locura. Reconozco que no conocía a este cantautor pero ya he tomado nota. Su voz es magia dulce, como la que comen la abejas en cada una de las flores de mis campos en primavera ummmmmm
Quizás algún día me dejarás leer ese relato...
(en secreto, en privado).
¡Mario! q alegría tener noticias tuyas otra vez :D
ResponderEliminarpor supuesto!!, mantenme informada de toda novedad "conciertil" q tengas a la vista :P
...siempre tendrás el mérito de haberme presentado, musicalmente hablando, a Andrés jejeje :D y sí, tengo pendiente un directo suyo!!! :D
un abrazo...espero impaciente una nueva entrada por aquí :D :D
no, no había visto el video q me dejaste asi q MUUUUUCHAS GRACIAS!! y GRACIAS también por compartir todo lo que sea música conmigo, yo encantadísima ya lo sabes!!...además, me huelo q viniendo de ti, será seguro buena música (tenemos los dos buenos oídos jejejej) :D
ResponderEliminarya sabes quiero q me sigas informando de toda novedad "conciertil" q tengas eh! ;D
yo mañana me voy a ver al señor Pons q ya hay ganas y el sábado a quique gonzález... es una gran semana :D
un besazo... y sigo esperando leerte no solo en comentarios :D
aaahhh por cierto, has escuchado el nuevo cd de Albert Sans?? si lo has hecho, q te parece??
ResponderEliminaryo lo quiero, lo quiero, lo quiero!!! jejeje
estoy encantadísima con "pon tú el título"
Sigo entrando buscando, releo tus relatos y algunos comentarios... siempre es un placer leerte y esperar ansiosa tu nueva creación... estas y eres...
ResponderEliminarque angustia, que dolor, que tristeza, que amargura, que silencios, que sumisión que entrega...ya no pongo ni las comas....que impresionantemente desgarradora historia de un amor tan puro y tan inalcanzable, lo que es el cuerpo a cuerpo, las caricias, las miradas, el sexo....
ResponderEliminarMe queda solo una palabra, solo una que duele como un puñal que se clava....MATÍAS...y plofff, llegan las lágrimas, más y más lágrimas...Mis lágrimas....
Triste, pero bellísimo.
ResponderEliminarQue tiene Oriente que hasta el dolor resulta dulce?
Felicidades
noah
Estimado Mario. Tal vez ahora que tanto lo leo, descubro su mano maestra en varios sitios. Hay juegos de palabras que lo caracterizan y modismos que le son muy suyos.
ResponderEliminarComo relator omnipresente esta característica es un lujo que todos sabemos disfrutar.
Vamos, que usted escribe de forma que nos inspira. Pero, y aquí viene el temible pero, con todo respeto debo decirle que lo adivino en la carta de Kasumi, en su relato y cuando retoma la línea temporal, asoma el estilo de Mario en cada palabra y me parece estar leyéndolo a él. Perdóneme el atrevimiento. Kasumi necesita una voz propia, con modismos y fallas gramaticales propias.
Es una historia dentro de otra que incluso me ha resultado más rica sin saber que había ocurrido con ella. Pero es una falla mía por haber comenzado por el final, que , además le digo, es una obra perfectamente lograda en sí misma.
Espero no haberme sobrepasado.
Le mando un gran abrazo
hola me puedes ayudar y decir quien escribio:
ResponderEliminar...""Espero que de mi nunca te olvides
y que mi nombre en tus recuerdos quede
y si es cierto que el amor con el tiempo muere
hare que el tiempo espere. R.R""...
Por fa, lo necesito... gracias
Hola,
ResponderEliminarsiento no poder ayudarte. No sé quién escribió esa frase. He buscado su autoría en internet, por todos los canales, y nada.
Espero encuentres a la autora, autor.
Un saludo
Mario
Uf, cuánto tiempo sin venir, había olvidado lo bien que suena Rafa aquí.
ResponderEliminarVuelvo en cuanto pueda a leer tus nuevas entradas.
Hasta pronto!
No vaig saber fins ahir que vam parlar que el darrer escrit tenia continuitat. I et vaig posar: "I un dia va tornar". És la fe dels romàntics. I ha tornat. Ara em queda llegir la tercera part. ;-)
ResponderEliminarPerfecto!
ResponderEliminarPerfecto!
ResponderEliminar